Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

El campo de batalla

Un hombre lee el periódico en compañía de un niño

Gómez Aparicio, autor de una descomunal historia del periodismo español, preboste de éste durante el reinado franquista, contó con un comentario de actualidad en medio del parte en el que sobresalía el carácter doctrinal del mismo. En las clases de la escuela don Pedro era mucho don Pedro menos en el caso de un alumno que, al ser requerido para la prueba, fue hacia el poseedor de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, se plantó ante él y blandió una foto en la que se veía a su mujer con ocho churumbeles dentro del intento de pasar sin haber pegado golpe. Tras mirarla, el laureado profesor sentenció con tan característica entonación: «¡Su caso es escandalosamente ejemplar!». Y dado el marcado perfil católico de don Pedro, naturalmente lo aprobó.

  «Papel» es una novela compuesta por personajes muy peculiares también ellos que describe el delicado momento por el que atraviesa la prensa tradicional, esa en la que se mataba por una primicia y por llegar antes al quiosco consciente de que no había otro modo de vender más y que ahora pelea por lo mismo sin apenas moverse del sitio a la espera de que la legión de visitantes que transita por la red tenga a bien dejar sus credenciales. Quienes se han visto forzados a abandonar el oficio en esta reconversión se debaten entre el sangrado y la desesperanza por algo que no resulta fácil dejar atrás cuando se ha disfrutado de los años de esplendor. Que el relato esté escrito por un crítico musical como Ruiz Mantilla invita al optimismo porque ponerle música a un proceso de esta índole tiene bemoles. La prueba es que ha muerto hasta Lou Grant.

  El de la foto, que culminó los sesenta ampliándola con el noveno vástago, curraba con dos colegas inseparables. A uno de ellos se le juntaron tres estrenos, rogó que hicieran el de Robert Aldrich y la pareja que debía desempeñar el encargo replicó: «Y ese, ¿quién es?». Cuando salió la reseña, el dúo arrancaba así: «Esperábamos más de Robert Aldrich». Fíjense si, por aquel entonces, el invento era imbatible.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats