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Dignificar la lactancia, dignificar la educación pública

Leche materna almacenada en un hospital. | EFE

Una administración pública que pone trabas o dificultades a una madre que quiere llevar a cabo la lactancia materna con su bebé es una administración insensible, sin rastro de empatía o humanidad. Y esto es lo que ha pasado esta misma semana en el Ayuntamiento del señor Barcala: una mujer quiso ofrecer su leche a su bebé de 4 meses, usuario de una de las dos escuelas infantiles municipales con las que cuenta Alicante, y no se le permitió. En el centro, aunque se empatizó con ella, no le aceptaron la leche que ella misma se extraía para que pudiesen alimentar a su bebé, por lo que reclamó al Patronato de Educación Infantil del Ayuntamiento de Alicante con la esperanza de que le dijesen que no había problema, y que se trataría de un error. No fue así. Compararon su leche con cualquier otro alimento que se pudiese introducir, y la solución que dieron (no a ella, de cara hacia afuera) fue que se acercase ella misma al centro a amamantar al bebé. ¿Una madre que se ve en la obligación de dejar a su bebé en una escuela municipal creen que puede estar yendo y viniendo al centro para dar el pecho a su hijo?

Cuando llega un bebé a una familia suelen aparecer muchas dudas, miedos e inseguridades, y una de ellas es la forma en que alimentaremos a nuestro bebé. Cuando estaba embarazada, pensaba en darle a mi niña unos meses el pecho y después pasar a biberón, pero si entonces fue leer, leer mucho sobre crianza, lactancia, colecho… todo lo que tuviese que ver con la nueva situación que me sobrevenía.

La leche materna aporta muchos beneficios a los bebés, existen numerosos estudios científicos que lo avalan. La propia OMS y la Asociación Española de Pediatría recomiendan 6 meses de Lactancia Materna Exclusiva, debiendo mantenerse la lactancia, al menos, los dos primeros años de vida. Por eso el Hospital General Universitario de Alicante dispone desde hace unos años de un banco de leche materna donada por mujeres para la recuperación con esta leche de neonatos. Durante el año pasado, más de 300 madres donaron leche en el País Valencià. Esta leche sirvió para alimentar a alrededor de 450 bebés ingresados en las UCIs nenonatales de nuestra comunidad.

Pero el pecho no es sólo alimento. Amamantando no sólo se aportan nutrientes al bebé, sino que también se le otorga de una especie de inmunidad emocional; el pecho es calma, el pecho es amor, el pecho es “tengo sueño” o “te necesito cerca”. Por eso, cuando una madre decide dar el pecho a su bebé de manera prolongada, lo mejor que podemos hacer como sociedad es acompañarla en esa decisión y facilitarle que pueda llevarla a cabo.

La conciliación a día de hoy no existe. Esto es un hecho que desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero se está intentando solucionar implementando medidas por la conciliación y la corresponsabilidad, aunque debemos ser consciente que nos queda un largo camino por recorrer como sociedad en este sentido.

Ahora, después de que su caso saltase a prensa, a medios nacionales, que estuviese en boca de medio país que se llevaba las manos a la cabeza incrédulo de que, desde la casa de todas la alicantinas y alicantinos, se le estuviese negando el derecho a una madre a alimentar con su leche a su bebé, el señor Barcala tuvo que recular. Esta no es la propaganda que a él le gusta, aunque es la que provoca con su empeño de dinamitar los servicios públicos. A esto se le une la agenda bien marcada de su concejala de Educación, la señora Llopis, que parece empecinada en que las escuelas infantiles municipales se degraden tanto hasta el punto de cerrarlas, en beneficio de sus amigos del lobby de la concertada y la privada.

La falta de inversión en la mejora de los servicios públicos, las escoletas en este caso, es atroz. Teniendo millón y medio de remanente, “7 enanitos” está con la caldera estropeada, sin agua caliente en cocina, y sin fecha de reparación; una caldera que ya fue adquirida de segunda mano cuando se construyó la escuela infantil, hace cerca de 40 años. Teniendo millón y medio de remanente, curso tras curso quedan decenas de familias sin plaza en nuestras escoletas porque son claramente insuficientes y no se está trabajando por ampliarlas. Teniendo millón y medio de remanente, el señor Barcala ha esperado a tener a las escuelas municipales alicantinas en boca de la propia Sara Sálamo para invertir en comprar una nevera en la que poder almacenar la leche materna que Flor, la madre que ha movido todo esto, pueda llevar su leche a la escoleta y así ofrecer a su hijo el tipo de alimentación que ha decidido.

Vanessa Romero, concejala de Unides Podem en el Ayuntamiento de Alicante

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