Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan Carlos Padilla Estrada

El Capitán Araña

Con tal de mantenerme en el poder, para hacer el bien a los súbdi, digo españoles, sería capaz de decir que conmigo bajará el precio de la luz

Con tal de mantenerme en el poder, para hacer el bien a los súbdi, digo españoles, sería capaz de decir que conmigo bajará el precio de la luz

 ─Sí, sí… Pere… sí, desde luego… claro Pere, hablaremos de lo que queráis, cómo no… Eso es el diálogo… Así quedamos… Hasta la próxima mesa, amigo mío…

─Desde luego, Pedro, eres un campeón.

─Bueno, bueno… un poco menos.

─No, lo eres de verdad. El tal Aragonés llamaba hecho una furia y tú le has toreado como a un miura.

─Ya sabes, querido Félix que la política es el arte de lo posible.

─Pero es que tú elevas el posibilismo a categoría de arte.

─Arte, arte… yo modestamente…

─No seas modesto, Pedro. Que la jugada de quitarte de encima a Ábalos y Carmen Calvo de una tacada fue genial. Y no te digo la de esquilmar al partido y dejar solo a gente de tu absoluta confianza, como la tal Adriana Lastra.

─Bueno, ya sabes que para mí las personas se dividen en dos grupos: Los útiles y los no útiles.

─Y tú te sabes muy bien rodear de ese primer tipo de gente.

─Creo que sí, sinceramente, porque yo me considero a mí mismo un útil valioso, además de guapo, claro.

─Sí, sí, desde luego Pedro. Pero lo que más me admira de ti es tu flexibilidad ideológica.

─Bonito término, Félix, me lo voy a apuntar… Pero, ¿qué quieres decir exactamente con eso?

─Que cuando tú dices, por ejemplo, que no podrías dormir con Pablo Iglesias en el gobierno, no se trata de un concepto de desvelo incurable, sino que es tan solo un insomnio transitorio que se puede resolver con un buen acuerdo de legislatura.

─Muy cierto, lo has comprendido a la perfección.

─O cuando dijiste, eso sí, sin ser presidente del gobierno, que los delitos de los independentistas constituían una clara rebelión, te estabas refiriendo a rebelión contra Rajoy y el PP, no contra el país.

─Eso era exactamente, querido Félix.

─Y estoy seguro de que cuando aseguraste que jamás ibas a negociar con Bildu, te estabas refiriendo que jamás lo harías hasta que fueras presidente del gobierno.

─Me lees el pensamiento, querido Félix. ¿Cómo has llamado a eso? ¿Flexibilidad qué cosa?

─Ideológica, querido Pedro. Porque tú estás abriendo un camino en la política nacional… que digo nacional… ¡en la política planetaria!

─¿Siiiii?

─Desde luego, Pedro, o mejor, Sir Peter… tú representas la síntesis de la practicidad, la cúspide de la actitud posibilista, aquella que sirve para llegar al poder y mantenerse en él a toda costa, pese a quien pese, al abrigo de las opiniones publicadas, que son siempre bastardas y de las opiniones de los súbdi… digo de los ciudadanos, que son muy fácilmente intoxicables por los poderes fácticos, los de siempre vaya, los poderosos de toda la vida que solo quieren mantener sus privilegios. En cambio tú sólo deseas el bien para el pueblo y para ello es preciso encabezar el poder…

─Y si para eso hay que aplicar la flexibilidad ideológica…

─¡Exactamente, Pedro! ¡¡¡Ese es mi líder!!!

─Lo veo todo con clarividencia, Félix. Con tal de mantenerme en el poder, para hacer el bien a los súbdi, digo españoles, sería capaz de decir que conmigo bajará el precio de la luz, que traeré de vuelta a Puigdemon, que pacificaremos Cataluña…

─Eso es, Pedro. Y además poner al frente de las encuestas de Estado al mismísimo Houdini de Ferraz, alguien capaz de hacer malabarismos y demostrarle a los españoles que ni ellos mismos saben lo que quieren.

─Es cierto, Félix. Es que los pobres no saben lo que les conviene.

─¡Pero tú sí, Pedro!

─Desde luego. Pero es muy duro ser líder, ¡muy duro!

─Lo sé, lo sé, amado. Eso es lo que se llama Sacrificus liderorum populachum.

─Espera, espera Félix, que me lo apunto. ¡Cómo estoy aprendiendo hoy!

─Lo único que no tengo claro es cómo vas a arreglar el embrollo catalán con esto de la mesa de diálogo y las demás comunidades encabritadas con el tema.

─Ja, ja, ja, Félix. Por algo sigo siendo el líder. Verás: no voy sino a seguir mi táctica y tus consejos: Se trata de embarcar a todos en una odisea de mesas, negociaciones, plazos de tiempo para acá, concesiones de transferencias para allá, que si el aeropuerto del Prat sí, luego no… que si hablamos de referéndum, pero solo para un nuevo estatut, que si ahora no indultamos, que luego indultamos, que los indultados no van a la mesa…

─Uf… me estoy mareando.

─Exactamente, eso es lo que les sucede a los Aragoneses, Puigdemoniacos, Junqueras y Rufianes varios. Y cuando comiencen a pelearse entre ellos, yo les hago lo mismo que he hecho a los españoles: donde dije Digo digo jalátimueras, me bajo del barco y resuelto el problema.

─A eso le llamo yo la táctica del Capitán Araña.

─¡Caramba! Táctica del Capitán Araña… ¡¡¡me la apunto!!!!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats