Espléndida, como siempre, debutó María Escario en el cargo de Defensora del Espectador, presentando RTVE responde con el aplomo y la bonhomía que han presidido toda su carrera como comunicadora. El invitado en plató fue José Manuel Pérez Tornero, el primer presidente de la Corporación que se digna a acudir a dar la cara en el programa en sus tres lustros de existencia, lo que habla muy bien sobre sus ganas de transparencia.
Pérez Tornero tiene demasiadas esperanzas volcadas en La gran consulta, puesto que está convencido que RTVE es la de todos y son los espectadores los que tienen que opinar qué es lo que demandan del ente público. Pero él mismo definió con una palabra lo que el organismo que preside debe ofrecer: calidad. Para detectarla no hace falta ninguna macroencuesta. Por cierto, la caravana que recorrerá teatros y auditorios de toda España para realizar encuentros con el público pasará de largo por Alicante. Consecuencias de no ser capital autonómica.
El presidente de la Corporación defendió muy bien el liderazgo de los informativos de TVE, argumentando que si se suman los espectadores de todos sus canales sí pueden con las privadas, y que lógicamente, a las operadoras privadas que quieren captar anunciantes, les sobra la televisión pública.
Los espectadores se quejaron de la eliminación de programas muy veteranos de Radio 3, del poco deporte minoritario que se ofreció en los Juegos de Tokio y de la escasez de horas de los Paralímpicos, en comparación con los Olímpicos. A todo ello contestaron con argumentos razonados Tomás Fernando Flores y Arsenio Cañadas.
Desde el recuerdo a Elena Sánchez Caballero y Ángel Nodal, los dos anteriores Defensores, bienvenida sea María Escario a una labor que le va como un guante.
