Este clásico de la literatura se dio a conocer en 1945 por el británico George Orwell y ha tenido adaptaciones en terrenos diferentes. En el Arniches de Alicante hemos visto una libre versión con dramaturgia de Xavo Giménez y María Cárdenas, miembros de La Teta Calva. Dirigida por ambos, es un vehículo para las acciones de Elena Marava, Lourdes de la Rúa, María José Mora, Paula Sebastián y Yolanda López con dirección coreográfica de Olga Pericet, excepto la coreografía «No soc un animal», de Fernanda Torresi.
Unas escenas donde cinco trabajadoras, explotadas y oprimidas, son parte de la maquinaria de una fábrica. «Rebel·lió», con imágenes caricaturescas, quiere promover el sentido crítico como forma de cambiar las cosas (pese al esfuerzo de algunos para que no sea así). Las formas flamencas contemporáneas, el baile español, la expresiva y amplia banda sonora de Carles Chiner y el arte visual conforman un espectáculo dancístico y teatral que se vale de la célebre y satírica novela corta «Rebelión en la granja» para posicionarse contra la codicia y los totalitarismos.
Defiende una sociedad más humanizada, no consentidamente injusta y dividida entre oprimidos y opresores, con empleos dignos y más tiempo libre a fin de pasarlo con los hijos o del modo que corresponda. Si nos dejan. Así las cosas, la compañía valenciana Marea Danza zapatea y efectúa percusiones con las manos en unas mesas, giros o braceos en una vigorosa actuación. Y un ágil montaje en el que intervienen estas bailarinas-actrices.
Tres gallinas transforman su vestimenta en batas de cola. O el liderazgo de dos cerdos y una pareja de perros vigilantes. El levantamiento desemboca en la creación de una hamburguesería americana de los años 50, época del rocanrol. Vuelve la mecanización hasta que se rebelan nuevamente. Ahora contra sí mismas.
En la fábula o alegoría original los animales expulsan al granjero y se crean las normas de otro sistema de tiranía y corrupción. ¿Tendremos algún remedio y dejaremos de ser mercancía?
