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Lorena Gil López

El Ayuntamiento que no ama sus castillos

Castillo de San Fernando en Alicante

El Ayuntamiento de Alicante tiene un problema con los castillos. Pocas ciudades habrá en la provincia que puedan presumir de tener dos fortalezas. Pero este equipo de gobierno no les tiene aprecio, le incomodan, le molestan. ¿Cómo si no se entiende la dejadez supina que está cometiendo con el bastión de San Fernando? Casi dos años cerrado, primero por las obras de reforma y después porque una vez acabadas no había una entrada accesible, todo ello para: 1: sin aviso, con nocturnidad, abrirlo de un día para otro, sin ningún tipo de control ni señalización, ni cartelería; 2: dejar su única puerta, la de los leones, de par en par por las noches, mientras la iluminación brilla por su ausencia; 3: asegurar que sí se cierra, que el horario de apertura es de 10 de la mañana a ocho de la tarde, pero que unos días se encargan desde la concejalía de Parques y Jardines y los fines de semana y festivos son policías locales quienes ponen el candado; 4: llegar el lunes y estar cerrado a cal y canto.

Mientras, los vecinos y turistas van llegando hasta la cuesta para, incrédulos, comprobar que no, que el lunes no está abierto. ¿Pero no dice Turismo que sí? Y desde hace un mes, nada menos, sostiene sin rubor el área que lleva Mari Carmen Sánchez, edil que exigió gestionar los castillos que estaban en manos de Cultura. ¿Para esto quiere encargarse? Que la atalaya se abrió en el puente de octubre y ni ella ni su recua de asesores saben cuándo fue.

Parece todo más fruto de la improvisación de unos políticos que no se toman en serio los castillos. Y un gobierno que no respeta el patrimonio, la historia, la cultura, es un gobierno sin alma, sin corazón. ¿Escuchan los latidos del ayuntamiento? Yo no.

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