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Joan Antoni Oltra Soler

Opinions des d’Elx

Joan Antoni Oltra Soler

Triste aniversario del Mercado Central

Una imagen de la inauguración del Mercado Central de Elche, en 1961. | CÁTEDRA PERE IBARRA

Mañana, día 29 de octubre, se cumplirán 60 años de la inauguración, en 1961, del Mercado Central de Elx, obra del arquitecto Santiago Pérez Aracil. Fue un acto multitudinario en una ciudad que, en 1960, tenía 73.320 habitantes.

El nuevo mercado se construía sobre un espacio que ya venía teniendo ese uso desde tiempo atrás, en condiciones deficientes y porque el crecimiento de la ciudad exigía mejorar urgentemente para prestar más adecuadamente dicho servicio. Dada la época y la situación, el proyecto del arquitecto Pérez Aracil, que lo era del Ayuntamiento, podría decirse que permitió cumplir adecuadamente dichas funciones durante muchos años.

Con el tiempo y la transformación urbanística de Elx, especialmente en los barrios, el cambio de modelo de consumo, la mayor concentración de población y más joven en otras zonas, etcétera, era necesario adaptarse a esa nueva realidad.

Podría y debería haberse con el Mercado Central. La remodelación del edificio hubiera permitido adaptarlo a las nuevas necesidades así como a las demandas de una población que también busca otro tipo de actividades, además de las de la venta tradicional y son aquellas ligadas al ocio, gastronomía, cultura, etc. Tal y como se ha hecho en tantos viejos edificios como este en otras poblaciones (San Miguel, por ejemplo, en Madrid) y, además, existiendo ayudas europeas para tales fines. Podría estar incluso funcionando con nueva oferta comercial, con la musealización del refugio y los baños árabes y revitalizando una zona hoy muy degradada.

La obstinación por construir, sin consenso, un macro-aparcamiento en la zona ha sido el detonante de la situación actual. En un espacio tan sensible como el que ocupa el Mercado Central, con el viario que tiene, con las afecciones al Misteri y al entorno de la zona más histórica de la ciudad, con la Corredora por fin peatonalizada, etcétera, meter casi 400 coches más en circulación garantiza graves problemas y sin un necesario estudio de Tráfico. Y aún llama más la atención cuando existen grandes aparcamientos en la zona infrautilizados e, incluso, alguno (calle Alfonso XII) ha tenido que cerrar por falta de demanda. Se confirma la impresión de que el aparcamiento que más falta hace es el gratuito.

Es cierto que este pésimo proyecto, que aprobó el PP, no ha sido el primero en la zona. También el PSOE, en más de una ocasión, ha intentado esta barbaridad aunque tuvo que renunciar a ella al no contar con apoyo suficiente de sus socios. El resultado actual no puede ser más desolador. El viejo Mercado está en una situación de casi ruina urbanística (tal vez oscuro objeto de deseo de algunos), favorecida por indecisiones y miedos que han durado demasiados años. Y ahora, que se habla de remodelar la zona convocando un concurso de ideas que no se convoca nunca, parece que hasta molesta. El equipo de gobierno PSOE-Compromís apuesta, discretamente, por su desaparición y, en cambio y de forma sorpresiva, apoya que el mercado provisional instalado en la ladera se consolide y amplíe.

Algo que nació sujeto a una autorización temporal en un espacio inadecuado, y que fue denunciado al tratarse de una zona verde, no sólo no va a desaparecer sino que todo apunta a que será permanente y de mayor dimensión. A pesar de recientes declaraciones municipales, es difícil creer que la Confederación Hidrográfica del Segura, por no hablar de otros órganos, autorice tamaña edificación consolidada en tal zona.

Y es curioso que cuando, por fin, se derriba el hotel de Arenales donde, por cierto, habría que poner una placa de reconocimiento al ciudadano que denunció lo que allí se estaba haciendo, ante la inacción del Ayuntamiento, ya que gracias a eso se ha podido demoler, se anuncie esta nueva construcción en el entorno del río. Valdría la pena recapacitar sobre la propuesta. El impacto sobre la ciudad tal vez no compense soluciones políticas muy coyunturales.

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