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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Una vuelta por el orbe

Almeida declara acerca de su relación con Ayuso. EFE

 En el instante en que voy a meterme con esto entran Ayuso y Almeida en la Almudena y se ha oído murmurar a la virgen: «¿No podían darme algo más facilito?».

  La verdad, Señora, es que ¿será por encargos finos, filipinos? Ya está aquí el nuevo impuesto de plusvalía después de que el Constitucional tumbase el anterior por lo que el contribuyente ha disfrutado durante unos cuantos días de un oasis en el que vender o heredar ahorrándose el tributo. Sí, ese que el propio alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias venía advirtiendo desde tiempo ha que era preciso revisar porque algunos de sus componentes olían, pero donde el alto tribunal se ha dado prisa en resolver que, para el pagano, no tiene efecto retroactivo. ¿Lo ve, Señora? Si en este órgano reside nuestra salvaguarda, que venga Dios y lo vea.

  Y como no todo van a ser las fatiguitas que le quedan por pasar a Casado para mantenerse en el púlpito de la confesión a la que representa, también está el caso del jefe militar que, cuatro meses después de retirarse, ha sido contratado como asesor por una empresa armamentística a la que durante su generalato favoreció con un suculento contrato y sobre cuya peripecia los grupos mayoritarios del Congreso prefieren lavarse las manos. Pues, claro, todo por la patria como bien reza el lema.

  ¡Uy! Ahí quería llegar, al concepto de patria esgrimido por Xavi Hernández durante su estancia en Qatar, sobre suyo régimen dijo: «El sistema aquí funciona mejor que allá» Comparándolo con el del Barça, es probable. Pep no solo lo pondera sino que a su estilo profundiza para encumbrarlo al tiempo que se lo lleva crudo sin necesidad de vivir siquiera en el Golfo Pérsico. Yes, Alá es grande.

  Tras un recorrido así hagan el esfuerzo de volver a lo de Madrid, sin poder evitar en mi caso acordarme de la antropóloga Natassja Martin atacada por un oso: «Mientras me mordía la cara podía ver su boca, fue horrible». Pues, eso. Imagínense cómo debe estar pasándolo el madroño.  

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