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Carlos González

Unidad ante la violencia de género

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El 25N de Elche, en imágenes

Estamos a las puertas de otro 25 N, “Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer” y, lamentablemente, un año más tenemos que volver a denunciar esta lacra social que no cesa. Un total de 37 vidas se han perdido ya este año simplemente por el hecho de ser mujer, y, detrás de cada una de ellas, hay hijos, hijas, hermanos y hermanas, madres y padres y amigos y amigas que ven cómo la barbarie les arranca una parte de su vida.

La violencia de género es una violación de los Derechos Humanos que no entiende de razas o condición social y, aunque es evidente que en el mundo occidental se han dado importantes avances, la realidad nos dice que en pleno siglo XXI no hemos logrado acabar con este gravísimo problema que debemos combatir fomentando la educación en igualdad y destinando más recursos, todo ello en el marco del Pacto de Estado contra esta violencia.

Y para ello es necesaria la unidad. Desgraciadamente todavía hay quienes cuestionan la violencia machista poniéndose una venda en los ojos y obviando el sufrimiento que hay detrás de cada uno de los casos. Lamentablemente, lo hacen con fines políticos y con argumentos tan huecos como que las mujeres aprovechan la ley para interponer denuncias falsas contra sus parejas, algo absurdo si tenemos en cuenta que según los datos aportados por la Fiscalía General del Estado en 2020 se interpusieron un total de 150.785 denuncias por violencia de género y no se ha demostrado que ninguna de ellas fuera falsa. Los datos de denuncias falsas han sido insignificantes durante los últimos once cursos y el porcentaje de las mismas nunca han superado el 0,0119%.

Durante 2020 hubo 47 asesinadas por su pareja o expareja, de las que sólo siete había denunciado, menos del 15%. De esos siete casos, en cuatro los juzgados no habían acordado medidas protectoras o se había procedido al archivo, al haberse acogido la víctima a su derecho a no declarar; en otros dos hubo quebrantamiento de la medida o pena de alejamiento; y en el último la sentencia ya estaba cumplida. Con los crímenes quedaron huérfanos 28 menores y otros tres fueron asesinados.

Los poderes públicos debemos poner las herramientas y los recursos necesarios para proteger a las mujeres que son víctimas de malos tratos, pero de nada servirá si la sociedad no avanza hacia la igualdad real entre hombres y mujeres. Esta desigualdad está en el origen de la violencia machista y desde nuestro ámbito individual debemos trabajar con los más jóvenes contra las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres que persiste en nuestra sociedad.

La lucha contra la violencia machista no sólo es cosa de mujeres. Es necesario llevar a cabo un trabajo de sensibilización desde las aulas, ya que la educación es la clave para lograr una sociedad más igualitaria. Pero no sólo se ha de educar en igualdad en los colegios e institutos, también en el seno de las familias. Debemos enseñar a las niñas a empoderarse, a quererse y a saber que nadie puede invadir su espacio vital. A los niños hay que enseñarles a respetar y a que aprendan que ‘sólo sí es sí’, ya que la violencia machista está básicamente fundamentada en el injustificado sentimiento de superioridad de los hombres hacia las mujeres.

Los hombres también debemos rechazar enérgicamente el modelo de masculinidad tradicional, tan dañina para la convivencia, y que se fundamenta en una visión excesivamente patriarcal del sistema social y cultural basado en la autoridad y liderazgo del varón.

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