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Tomás Mayoral

Violencia de género: la ignorancia también es un crimen

El primer paso es no olvidar, no insensibilizarnos, no dejar de horrorizarnos. Hay que recordar a las víctimas de la violencia de género hasta acabar con esta lacra. /

Algo debemos estar haciendo mal cuando no solo no nos desprendemos de la lacra de la violencia de género sino que además no somos capaces como sociedad de hacer entender a amplias franjas de nuestra población la relevancia del problema. Lo primero lo evidencian unos datos demoledores: el pasado año aumentaron más los delitos contra las mujeres, un 24%, que las denuncias por violencia de género, sólo un 14%. Estamos en septiembre y ya hemos rebasado las cifras de mujeres maltratadas, 2.104, que tuvimos en hasta el mismo mes del año anterior, 1.599. Pero la gravedad de esto aumenta de forma exponencial si revisamos los datos del último informe sobre juventud del Centro Reina Sofía, que revela que uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 19 años de edad cree que la violencia contra la mujer es "un invento ideológico". Hay que ser mucho más insistentes y reiterativos con los mensajes porque estamos perdiendo capacidad de convicción y la está ganando quien niega esa violencia. Tal vez haga falta que las víctimas tengan que ir a los centros educativos a contar en primera persona a esos jóvenes descreídos como sus parejas les anularon como personas. Es evidente que algunos de estos teóricos juveniles de alguna conspiración "compran" la propaganda miserable de la ultraderecha, especialmente miserable en su negativa a reconocer este problema (ayer volvieron a romper la unanimidad en el Congreso e impidieron que se leyera una manifiesto contra esta lacra). Desgraciadamente, no son los únicos que manipulan el sufrimiento, porque hoy en día el machismo se ha replegado a zonas de penumbra, no se muestra con tanta contundencia, pero sigue ahí, justificando o comprendiendo actitudes que al final matan a mujeres. Hoy es un día para recordar que nunca debemos olvidar.

Los "baby boomers" de la Comunidad, la generación que puso pie en tierra entre 1957 y 1977, lo tiene complicado con el tema de la jubilación. Y lo saben. Una encuesta del BBVA ha revelado lo que muchos ya suponían, que siete de cada diez miembros de este grupo de edad tiene claro que se retirará más tarde y con menos dinero que los pensionistas actuales. Además, esto ya no es lo que era. Esta generación ha vivido de otra manera, más al día, sin generar el ahorro que las generaciones anteriores tenían como norma. Menos dinero, menos jubilación... no es extraño que las perspectivas sean negras. Pese a ello, los habitantes de la Comunidad Valenciana rechazan de plano prolongar su vida laboral para mejorar la prestación. Ya saben que en la cultura mediterránea trabajamos para vivir menos de lo que vivimos para trabajar. Y eso se nota. Sitúan la edad ideal para colgar los hábitos laborales en los 62 años. Lejos de lo que Escrivá quiere para nosotros con tal de hacer viable el sistema de pensiones. Alguien tenía que pagar el pato. O empezar a pagarlo. Los "boomers" ya saben que les ha tocado.

Y una cosa más:

Descartada ya la razón pura kantiana, porque lo del ascensor del Castillo de Santa Bárbara entra de lleno en el terreno de lo paranormal, en el Ayuntamiento de Alicante tal vez deberían plantearse contratar los servicios de algún brujo africano de los que nos llenan los parabrisas de notitas para hacerle una limpieza espiritual completa al elevador. Es imposible tan mal fario, tanta mala suerte, tanto gafe. Quince días después de ponerlo en funcionamiento, tras año y medio parado por la pandemia, le cae un rayo y lo deja listo de papeles para otra buena temporada. Esto tiene que ser que alguien le ha puesto dos velas negras...

Te dejo nuestros titulares destacados:

Hasta mañana. 

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