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Mercedes Gallego

Juicios en pesetas

Los ochos acusados en el banquillo durante la sesión en la que se acordó suspender la vista debido a la pandemia.

Algo debemos estar haciendo mal cuando dos décadas después de que el euro llegara a nuestras vidas la Justicia sigue dirimiendo asuntos que se cuentan en pesetas. Ha ocurrido esta misma semana en la Audiencia de Alicante durante el juicio por una de las piezas del considerado mayor caso de corrupción que se ha investigado en esta provincia: el Brugal. Un asunto que, con independencia de lo que al final digan los tribunales, desprende tan mal olor como las basuras con las que presuntos corruptores y supuestos corrompidos hacían caja a costa del contribuyente. Los residuos de Calp en el supuesto de las pesetas al que me refiero, aunque el hedor se puede hacer extensivo también a los de la Vega Baja y al resto de las cabezas de aquella hidra, como la del PGOU de Alicante por citar un ejemplo.

Unos personajes públicos, decía, que ocupaban cargos de relevancia política, empresarial o social en los años en que investigadores y acusaciones dibujan un escenario plagado de corruptelas pero que ahora, unos cuantos lustros después, no son ni sombra de lo que eran. Una circunstancia, la del paso de los años, que no es baladí a la hora de enjuiciar unos hechos que, como azucarillos en el agua, se acaban diluyendo en el discurrir del tiempo hasta que de ellos tampoco acaba quedando ni rastro. Por mucha repercusión que tuvieran y mucha repulsa ciudadana que en su momento provocaran.

En pesetas se contaban en este noviembre de 2021 las mordidas que habría pagado a varios de los entonces cargos públicos de Calp el empresario oriolano de las basuras y padre del Brugal Ángel Fenoll. ¡Cien millones de pesetas!, dijo ante el tribunal el inspector responsable de la investigación obligando a los presentes a tirar de calculadora mental. A eso y a plantearse si, en vez alumbrar un macro proceso de las dimensiones del bautizado con una marca de ron, no hubiera sido más operativo haberle puesto el nombre de aquel café del «tacita a tacita» y haber obrado en consecuencia. Mejor habría sido para todos.

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