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Juan Carlos Padilla Estrada

Crónicas de Don Florentino

Juan Carlos Padilla Estrada

Se llama Petrus

Dosis de la vacuna contra el Covid-19, foto de recurso

Acudió a mi consulta esta semana, y entre su español precario y mi inglés primitivo nos entendimos. Su patología pulmonar es escasa, mucho menor que su mundología.

Se percibe que a Petrus le ha ido bien la vida. Viste con un toque indigente, lo que contraría de inmediato su Rolex de oro. Se dedica a viajar por el mundo, y ha establecido nuestra tierra como su base. Y su sonrisa acredita una cierta satisfacción por el pasado e ilusión por el futuro. Inmobiliario, me pareció entender que había sido su negocio.

Acababa la consulta con la prescripción de un broncodilatador y la recomendación de abandonar definitivamente aquellos cigarrillos que le acompañaban en su barco, como un molesto grumete. Y justo al final se lo pregunté:

─¿Estará usted vacunado, Petrus, verdad?

La pregunta contenía una afirmación implícita, casi como si a mí me diera vergüenza presentir que un hombre de más de setenta años no estuviera vacunado contra el covid a estas alturas.

Me miró con un gesto adusto:

─¡¡¡¡Vacuna no!!!!!

─¿Perdón?

─¡¡¡Vacuna no!!!! ─repitió casi enfadado.

Yo acopié paciencia, como cuando un misionero se enfrenta a un infiel.

─Verá usted, Petrus. La cepa Omicron del covid 19 es mucho más contagiosa que las anteriores. Tiene un número reproductivo de 7; es decir, que cada afectado puede contagiar a siete personas, cuando la peor de las variantes anteriores no llegaba a dos. Además, es la predominante en el momento actual, más del 90% de las infecciones detectadas en este repunte lo son por esta variante. Aunque, afortunadamente, la enfermedad que produce es más leve.

─¡¡¡Vacuna no!!! ─se limitaba a repetir Petrus.

─La vacuna es la mejor medida contra la infección, amigo mío. Se trata de una medida eficaz y exenta de efectos secundarios importantes, como se ha demostrado tras la administración de centenares de millones de dosis. Y, créame, ningún medicamento a lo largo de la Historia ha sido sometido a un escrutinio en tiempo real tan severo como estas vacunas.

─¡¡¡Vacuna no!!! ─repetía como un mantra.

─La infección por covid, amigo Petrus, no está exenta de riesgos, que pueden llevar a graves complicaciones, incluso a la muerte. Recuerde los inicios de la pandemia, donde cada día morían solo en España unas mil personas. Eso quedó atrás gracias a las vacunas, pero la nueva variante Omicron ha venido a trastocar los acontecimientos. Por eso es ahora más importante que nunca que todos nos vacunemos con todas las dosis, porque los estudios científicos han demostrado que los anticuerpos generados decaen con el tiempo y que dosis de recuerdo reactivan la tasa de anticuerpos neutralizantes a niveles que nos protegen efectivamente contra todas las variantes conocidas.

Petrus me miró con un gesto inescrutable, y por fin me habló con algo diferente a su exabrupto habitual:

─Yo quiero que me recete usted Ritonavir y quiero que me consiga anticuerpos monoclonales.

─¿Per… dón?

─Eso es lo que quiero tomar. ¡¡¡Vacuna no!!!

─Pero Petrus, esos medicamentos que usted menciona son tratamientos para ciertos casos de covid, no son eficaces para la prevención de la enfermedad, en absoluto.

─Eso es lo que quiero: Ritonavir y anticuerpos monoclonales. No me importa el coste.

En aquel instante percibí que estaba perdiendo el tiempo, Que Petrus había elaborado una teoría a medias entre una conspiración y una genialidad, y que nadie, nadie, iba a ser capaz de convencerlo de lo contrario.

─Yo no le voy a prescribir su plan de tratamiento, que es un disparate. Esto es como si yo le impusiera las estructuras a sus arquitectos. Yo solo le puedo recomendar la vacuna de covid.

Petrus se levantó, inclinó su cabeza y salió por la puerta, no sin antes arrojarme su opinión en forma de nuevo exabrupto:

─¡¡¡¡Vacuna no!!!!

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