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Antonio Balibrea

El mundo por de dentro

Antonio Balibrea

Nuevos vientos en el Sahara

El Sahara contiene más árboles de lo que se creía

Para este viaje no hacían falta alforjas, ni tantos años de sufrimiento. Seguro, pero probablemente era difícilmente evitable dadas las prisas españolas en la descolonización del Sahara. Se dan unas circunstancias ahora, que no se habían registrado en estas últimas décadas: en primer lugar, el respaldo de Estados Unidos, y de Israel, a la postura negociadora de Marruecos en el tema del Sahara. Además, la presencia de Israel refuerza y desequilibra la posición militar en favor del reino alauita frente a Argelia. También este país tiene una situación económica, como potencia gasística, envidiable para los próximos años. Más teniendo en cuenta la crisis europea con Rusia. Tanto Marruecos como Argelia tienen unas expectativas de futuro muy altas si garantizan la estabilidad y la paz en el Magreb. Los países europeos, y Alemania en particular, tienen un gran interés en la producción de energía fotovoltaica en el Sáhara. Sea en el antiguo Sáhara Español, o en el argelino o libio. Son las nuevas “reservas” de energía renovables, dónde Alemania puede tener el principal recurso para producir hidrógeno verde.

La última jugada de Trump reconociendo el carácter marroquí del Sahara, a cambio del reconocimiento del Estado de Israel, ha creado una nueva situación difícilmente reversible en estos momentos. Estados Unidos que hasta entonces apoyaba en la ONU la realización de un referéndum sobre la independencia saharaui cambió su planteamiento. Joe Biden no está en su mejor momento para contrariar al lobby judío, tan poderoso en su país. Sin el respaldo USA el referéndum por la independencia no tiene posibilidades en la ONU.

El nuevo enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, ha visitado esta semana los campamentos de refugiados saharauis de Smara, en el suroeste de Argelia, en un intento de reeditar el proceso de paz entre el Frente Polisario y Marruecos por la disputa de la soberanía sobre la excolonia. También se ha entrevistado con las autoridades argelinas y marroquíes, y sus desplazamientos los está realizando con un avión puesto a su disposición por el Estado español. Está actividad diplomática coincide con los dos gestos que ha tenido el rey Felipe VI hacia Marruecos: el rey instó a Marruecos, durante la recepción al cuerpo diplomático, a “empezar a materializar ya” una nueva relación con España, “sobre pilares más fuertes y sólidos”. Felipe VI ha subrayado que los gobiernos de los dos países “han acordado redefinir conjuntamente una relación para el siglo XXI”, con el objetivo, ha dicho, de “encontrar soluciones a los problemas que preocupan a nuestros pueblos”; y, el segundo gesto, durante la inauguración de Fitur, visitando su estand. En estas mismas fechas, y no creo que sea mera coincidencia, Alemania- también Mohamed VI retiró de Berlín a su embajador- ha iniciado un acercamiento hacia Marruecos con la vista puesta en la creación de grandes parques fotovoltaicos en el Sáhara y en el aumento de los suministros de gas argelino a Europa recuperando el gaseoducto que cruza Marruecos. Los intereses estratégicos de España coinciden con los alemanes, en lo económico, en la pacificación del Magreb y en su desarrollo económico, que además frenaría las pateras. Seguro que es un tema que el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, habrá tratado con Sánchez en su visita a La Moncloa. Incluso Argelia, que sufre una fuerte inestabilidad política se beneficiaría de manera importante de la pacificación y mejora de sus relaciones con su vecino marroquí. El Gobierno español ha celebrado el nombramiento de Staffan de Mistura como nuevo enviado personal del secretario general de la ONU, Antonio Guterres para el Sáhara Occidental. De Mistura, un italo-sueco, es un especialista curtido en negociaciones en Siria, Afganistán e Irak, que toma el relevo del expresidente alemán Horst Koehler, dos años después.

Se supone que Mohamed VI aceptaría un Sáhara autónomo dentro del reino de Marruecos. La clave será si Argelia puede aceptarlo, dada la fuerza que tienen en este país los sectores islamistas, y la inestabilidad política. Sin el respaldo de Argelia, el Frente Polisario tampoco podría mantener sus planteamientos independentistas. Marruecos también arriesga, porque la autonomía del Sahara disparará las reivindicaciones en otras regiones, como el Rif, un tanto revueltas. Un Sahara marroquí con un régimen de territorio autónomo, similar a las comunidades españolas, está lejos de las aspiraciones independentistas, pero pondría fin a un enfrentamiento militar que dura ya casi medio siglo. Es un posible acuerdo en el que todos ceden y arriesgan. En definitiva, sería un pacto.

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