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Juan R. Gil

Análisis

Juan R. Gil

Aquí huele a napalm

La victoria de Alejandro Soler en las primarias para la secretaría provincial socialista anticipa batallas en los principales municipios con vistas a la confección de las próximas listas

Alejandro Soler celebra con afiliados su victoria en las primarias, el pasado domingo en Elche. MATÍAS SEGARRA

Cada vez que el PSOE tiene la posibilidad de echarse a andar, los socialistas alicantinos escogen pegarse un tiro en el pie. Eso es lo que hicieron el pasado domingo con la elección en primarias de su nuevo secretario provincial. Y no lo digo porque el vencedor fuera el diputado nacional y exalcalde de Elche Alejandro Soler, y el perdedor el alcalde de Alcoy, Toni Francés, que venía avalado por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Ya se comentó aquí que el PSOE estaba llamado a optar entre guatemala o guatepeor, entre la desmotivación o el motín sin rumbo. Sino porque, como era de prever, el resultado lo único que dejó claro es que las luchas por el poder priman sobre el proyecto político. Y si no, que alguien nos explique qué programas, y no qué personas, confrontaban en esas primarias.

Soler se impuso como candidato outsider, que es algo muy querido para los socialistas indígenas, incluso cuando el supuesto outsider tiene escaño, fue hasta anteayer miembro de la ejecutiva federal y ha dedicado los últimos años a presidir una empresa pública. Da igual cuál fuera su pasado o su presente, lo importante es que concurría a las primarias como el candidato contra la dirección, la de Ximo Puig pero también la de Pedro Sánchez, lo que tiene premio. Por eso, además de por haber demostrado más inteligencia para leer las pulsiones que arrebatan en estos momentos a los afiliados, más capacidad de maniobra, menos remilgos a la hora de manejar censos y presiones y, sobre todo, más ganas de llegar al cargo, Soler ganó, aunque ha quedado aislado porque sus conmilitones en Valencia y Castellón perdieron.

El problema es que lo hizo por los pelos (ciento cuarenta y tantos votos de margen sobre un total de más de cinco mil sufragios emitidos), lo que aunque tenga mérito augura una singladura difícil, que tendrá su primera escala en el congreso que se celebrará el 5 de febrero, en el que tiene que validarse la ejecutiva que el vencedor de estas primarias proponga y conformarse un comité provincial, que tal como están hoy las cosas puede ser un campo de minas.

El estrecho margen por el que Soler se ha impuesto abocaría a una negociación con el otro bando antes de que el congreso provincial se celebre a principios del mes de febrero

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Con un margen tan estrecho como el cosechado, el sentido común aconsejaría una negociación que empiece ya desde ese mismo congreso a reunir de nuevo al partido, teniendo en cuenta que en dieciséis meses se disputarán las elecciones de verdad: las municipales y seguramente el mismo día las autonómicas, donde el PSOE se va a jugar el todo o la nada. Pero los primeros movimientos de Soler tras su victoria no han ido precisamente por ese camino. Antes al contrario, lo que el secretario provincial ha apuntado es que piensa trasladar la batalla a los principales municipios.

Tiene lógica, porque a la postre los estatutos del PSOE no otorgan peso a la agrupación provincial en la confección de las listas municipales, autonómicas o nacionales, así que para dominar éstas y, por tanto, repartir cargos entre la tropa fiel, lo que se necesita es controlar las secretarías comarcales y, sobre todo, las locales. Pero estarán conmigo en que es una lógica perversa, porque supone poner el control de la organización por delante de las expectativas electorales. Siguen siendo demasiados los dirigentes del PSOE que tienen por principio fundamental de su actuación el «ande yo caliente, ríase la gente» y que prefieren ganar asambleas aun a costa de perder gobiernos.

¿Qué es lo que ha dicho Soler, nada más vencer? En Onda Cero de Elche, al día siguiente de su triunfo se refirió a su compañero Carlos González como un político cuyo ciclo ha concluido. O sea, que dio por amortizado al alcalde de la mayor ciudad que los socialistas gobiernan en la Comunidad. Un día después, entrevistado en À Punt, señaló respecto a la posibilidad de que la consellera de Sanidad, Ana Barceló, encabece la candidatura del PSOE a la Alcaldía de Alicante que, quien lidere esa lista, debe ser una persona «con arraigo en la ciudad».

El nuevo secretario provincial ha insinuado el relevo del alcalde de Elche como candidato y su oposición a que la consellera de Sanidad encabece la lista de la ciudad de Alicante

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Barceló no nació en la capital (como, por cierto, tampoco lo hicieron los alcaldes Luna, Alperi, Castedo y Valor); tampoco vive en Alicante (al igual que ocurrió por algún tiempo con dos alcaldes estando en ejercicio: Alperi y Echávarri); y, además, fue alcaldesa de Sax, su localidad natal (condición, la de exalcaldesa de otra población, que la asemeja a la también exconsellera María José Catalá, a la que el PP presentará como candidata a la Alcaldía de València aunque presidió durante cinco años otro Ayuntamiento, el de Torrent). Todo eso, sin duda, hace complicada la operación de situarla al frente de la lista de Alicante y también anticipa una campaña electoral de diseño francamente difícil si así fuera, aunque en el haber tiene su buena valoración en las encuestas y su cercanía, que la hace ser vista como «la vecina de al lado», y no como alguien que te pide el voto desde la distancia. También son ciertas las dudas que desde el principio han pesado sobre la figura de González en Elche por su supuesta falta de empatía, aunque fue el que recuperó para el PSOE la Alcaldía que precisamente Alejandro Soler había perdido. La cuestión no es si Soler hace en estos momentos, cuando tanto falta para que se inicie el proceso de selección de candidatos, esas declaraciones por las razones objetivas expuestas o por mantener el tour de force con Puig para asegurarse repetir él en las listas como jefe de los «críticos». Apuesten por lo segundo y no se equivocarán.

Si nadie lo remedia, el PSOE se encamina en Alicante hacia un nuevo ciclo de desestabilización. La tesis del jefe del Consell, recién reelegido sin oposición secretario general del PSPV-PSOE, es que todos los alcaldes socialistas deben repetir como cabezas de lista. Mientras que la del nuevo secretario provincial, según lo que apunta pero también lo que sostienen quienes le rodean, es que hay que hacer cambios en muchas poblaciones, entre ellas Elche. Y que en Alicante debe ser la ejecutiva provincial, aunque los estatutos no la habiliten para ello, la que condicione la candidatura a la Alcaldía, tras los fracasos cosechados durante el mandato de Puig con Echávarri, que logró la vara de mando pero no fue capaz de mantenerla, y con Sanguino, un candidato improvisado a última hora con el que nadie sabe qué hacer, pero sobre el que todo el mundo coincide en que no debe estar en la próxima lista. Posiciones tan distantes auguran enfrentamientos en muchos municipios en la próxima renovación de sus órganos de dirección.

La tensión con Puig pudo observarse esta semana en Fitur, donde Soler fue tratado con frialdad y se interpretó su presencia como un gesto más para erosionar a Carlos González

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La tensión entre Soler y Puig pudo comprobarse el miércoles en el Día de la Comunidad Valenciana en Fitur, la feria de Turismo que se celebra hasta hoy domingo en Madrid, donde los saludos fueron gélidos y donde se mantuvo al nuevo secretario provincial al margen de la comitiva de la Generalitat. La presencia de Soler en la zona que la Comunidad Valenciana ocupa en la feria fue interpretada por algunos socialistas como otro intento más de erosionar, no la figura de Puig, sino la de Carlos González, que también estaba allí y en quien el jefe del Consell sigue confiando para repetir al frente de la candidatura ilicitana. Pero al contrario de lo que ocurre en la agrupación de Alicante, que es territorio comanche para el nuevo secretario provincial, la de Elche es su casa madre, así que Puig tendría que poner toda la carne en el asador e implicar al propio Pedro Sánchez (la importancia de la plaza lo justifica) para sostener a González contra los deseos de Soler.

El PP ha mostrado a lo largo de los años una enorme coherencia en su comportamiento en Alicante como organización. Ha sufrido grandes divisiones y algunos desgarros importantes: la guerra civil entre campistas y zaplanistas, por ejemplo. Pero siempre logra serenarse y cerrar filas cuando cree que conseguir el poder está al alcance de la mano. Sucedió en su día con Zaplana, que sometió a las distintas tribus que campaban en la derecha provincial y pacificó luego la derecha valenciana. Y lo mismo está pasando ahora con Carlos Mazón, que lleva meses apagando los incendios que habían prendido tras la derrota de Alberto Fabra y la gestión de Bonig.

El PSOE, por contra, vive en permanente estado de excitación, lo mismo cuando pierde que cuando gana. He contado alguna vez la respuesta que el exsenador Segundo Bru le dio a Zapatero cuando éste último, recién aterrizado en Ferraz, le pidió que le ayudara a entender la idiosincrasia del PSPV: «Es fácil, José Luis: dame un nombre, que me opongo». En Alicante, donde un alcalde y un presidente de Diputación acabaron literalmente una asamblea a bofetadas, los socialistas siempre han llevado ese impulso fratricida al límite. Con esa escuela, dales encima unas primarias y les faltará tiempo para querer convertir cada sede en un Vietnam. Así que en un par de semanas veremos si son capaces por una vez de aparcar la inquina que muchos de ellos se profesan o lo dejan todo perdidito de napalm.

Entre alcaldes anda el juego

Donde, con los estatutos en la mano, sí tiene competencias plenas la ejecutiva provincial del PSOE que ahora se elegirá a propuesta de Alejandro Soler es en el grupo socialista de la Diputación. El rival de Soler en las primarias fue precisamente el portavoz en esta institución, Toni Francés, alcalde también de Alcoy. Lo lógico es que a estas alturas, Francés hubiera presentado ya su renuncia al cargo, asumiendo que Soler, aunque fuera por poco, venció y tiene derecho a introducir cambios. No lo ha hecho, aunque muchos esperan que lo haga, como muy tarde, en cuanto se celebre a principios de febrero el congreso provincial. Lo que no será fácil es encontrarle sustituto en esa portavocía, que no es menor porque su titular se enfrenta en todos los plenos al presidente de la Corporación Provincial, Carlos Mazón, que al mismo tiempo es el candidato del PP a la Generalitat. Mazón ha convertido la tribuna de la Diputación en un altavoz para descalificar al gobierno de la Generalitat y exponer su propio programa, sin que Francés haya sido capaz hasta aquí de darle una réplica contundente, así que de quien lo sustituya se esperará una oposición más efectiva. En esta primera semana tras las primarias socialistas del domingo pasado que ganó Soler en el PSOE se ha especulado con la posibilidad de que el concejal eldense José María Amat dimitiera como diputado provincial para dedicarse por entero al Ayuntamiento. El escaño que Amat dejaría libre sería ocupado por el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, que figura como suplente. Si ese cambio se formalizase, Alfaro pasaría a ser el portavoz del PSOE en la Corporación Provincial y sería el que se midiese directamente con Mazón. Una jugada así ayudaría a entender la posición mantenida por Alfaro en las primarias, donde apoyó a Soler pese a que el sector de Ximo Puig creyó hasta casi el final que el alcalde eldense acabaría por ponerse al lado del presidente de la Generalitat y pediría el voto para Toni Francés. Lejos de eso, Alfaro hizo campaña activa a favor de Soler. Pero la operación resulta demasiado forzada y arriesgada para el propio Alfaro, que si no diera la talla frente a Mazón vería debilitada su posición como alcalde de Elda. Por ello, muchos dirigentes socialistas no creen que finalmente Alfaro vaya al palacio de la Avenida de la Estación, aunque también son mayoría los que piensan que, sea quien sea su sucesor, Toni Francés debe dejar vacante el puesto.

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