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Carlos Gómez Gil

Carta abierta al alcalde de Alicante

Barcala, en una imagen durante la pandemia

Estimado alcalde de Alicante, me dirijo a usted respetuosamente, aprovechando la oportunidad que me da este medio, con el que colaboro todas las semanas. Quiero compartir mi escrito con nuestros lectores, convencido de que muchos de ellos participan de las preocupaciones que le traslado. Le aseguro que esta carta se la escribo en mi condición de profesor universitario e investigador en temas de pobreza y desarrollo desde hace décadas, estudioso sobre el impacto de estos problemas, que lleva tiempo investigando a fondo los efectos de la pandemia sobre la pobreza en la sociedad. Y por supuesto, también como vecino comprometido con nuestra ciudad.

Como bien sabe, el impacto de la gigantesca crisis multidimensional desencadenada por la pandemia de SARS-CoV-2 desde que sus primeros efectos fueron detectados, a principios de 2020, ha causado un “shock” sin precedentes en el conjunto de nuestra sociedad, con un notable ensanchamiento de la pobreza y la exclusión. Todos los informes y datos disponibles hasta la fecha coinciden, unánimemente, en destacar el aumento del número de hogares en riesgo de pobreza, muchos de los cuales han pasado a estar en condiciones de pobreza extrema. Un buen número de personas y familias han visto, de manera abrupta, desaparecer sus ingresos esenciales procedentes de las rentas del trabajo de las que dependían, generándose situaciones de necesidad sobrevenida y de carencias materiales básicas que ha habido que atender con urgencia.

En una investigación que estoy llevando a cabo desde la Universidad de Alicante sobre los impactos de la pandemia en la pobreza, los datos preliminares señalan que la brecha social ha sido mayor en el conjunto de la provincia de Alicante, con un aumento preocupante de las personas en situación de lo que se denomina carencia material severa, afectando de manera determinante a las familias y hogares más frágiles. La crisis ha golpeado duramente al conjunto de la sociedad, pero, una vez más, lo ha hecho severamente sobre las capas más excluidas y los sectores especialmente vulnerables, algo que ha tenido una especial incidencia en la ciudad de Alicante, donde existen bolsas de pobreza fuertemente incrustadas.

Sin embargo, a lo largo de estos años de profunda crisis, desde la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento no se han dejado de generar polémicas y enfrentamientos, maltratando a la población más vulnerable y necesitada de una ayuda de emergencia que, en muchos casos, nunca ha llegado. La gestión arrogante y negligente de su concejala delegada, Julia Llopis, ha sido de tal calibre que no ha dudado incluso en despreciar públicamente a personas mayores, inmigrantes o a las entidades y vecinos que se volcaron en ayudar a las personas más necesitadas de la Zona Norte en los primeros meses de pandemia.

Hemos perdido la cuenta de las informaciones que dan cuenta del abandono en el que está sumida esta concejalía, en medio de la emergencia social que atravesamos, como bien le pueden informar las organizaciones humanitarias que ayudan a las personas con necesidad extrema, muchas de las cuales no tienen posibilidad de ser atendidas por los servicios sociales municipales del Ayuntamiento que usted dirige.

La pasada semana este mismo diario daba cuenta de la última barbaridad de esta Concejalía de Acción Social, con más de 2.500 expedientes sin resolver, de los cuales 1.672 pertenecen a personas pendientes de la tramitación de su solicitud de Dependencia y otros 909 a solicitudes de la Renta Valenciana de Inclusión para personas en situación de extrema necesidad y sin ingresos. Por si todo ello fuera poco, se explicaba cómo las citas con las trabajadoras sociales se demoraban incluso hasta agosto en algunos centros, y para abril en el caso de personas mayores, hasta el punto de que en algunos de ellos solo se apuntan a las personas en listados.

Todo ello, además, agravado por el hecho de que a pesar de contar con un importante contrato programa con la Generalitat Valenciana que financia profesionales, ayudas y servicios por una cantidad cercana a los diez millones de euros, su Ayuntamiento no ha sido capaz de renovar los empleos de un centenar de trabajadoras sociales, cuyos contratos acabaron en diciembre. Y lo que es más sangrante, la ineficiencia en la gestión de la Concejalía de Acción Social, en plena crisis, obligará a devolver el dinero de la parte proporcional de las trabajadoras no contratadas durante este tiempo, un auténtico disparate que están sufriendo las personas más vulnerables de la ciudad.

Señor Luis Barcala, se sabe que mantiene a la concejala Llopis, que ha dado sobrados muestras de incapacidad y falta de empatía con las personas que más sufren, por simples cálculos políticos. Pero la ciudad y los miles de personas que lo están pasando tan mal no pueden sufrir las consecuencias de simples estrategias partidistas. La recuperación económica y social en Alicante no va a poder venir dejando fuera o maltratando a quienes peor lo pasan, de manera que todo lo que esta concejalía no está haciendo va a pesar sobre las posibilidades de superar esta etapa tan dura.

Señor alcalde, aún está a tiempo de corregir esta situación. Le pido que por un momento intente pensar en esas familias con hijos que tienen el dolor diario de no saber cómo llenar la nevera para alimentar a sus pequeños, todas esas personas que tienen el miedo de que les puedan echar de las viviendas que con tanto esfuerzo han adquirido o esos ancianos, que tras haber pasado con temor y sufrimiento los meses de covid, ahora se encuentran con que no llegan a fin de mes y no pueden pagarse, siquiera, sus medicinas. Estas son algunas de las muchas personas y familias que la Concejalía que dirige no está atendiendo, esperando de usted y de su Ayuntamiento una respuesta que no llega.

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