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Tomás Mayoral

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Cuidado con la "burbuja solar"

La planta de X-Elio DE Xixona entró en servicio el año pasado y es la mayor de la Comunidad. Álex Domínguez

Lo que está pasando en nuestros municipios con la "burbuja solar", como ya podríamos empezar a calificarla, no debe ser muy diferente de lo que sucedió hace años cuando la especulación inmobiliaria se abalanzó con un insaciable ánimo depredador sobre nuestro territorio. Eran tiempos en los que el planeamiento urbanístico sonaba aún a chino en nuestros ayuntamientos y el desarrollismo económico desaforado favorecía ser laxos con los requerimientos legales cuando hablábamos de construcción: cuanta más, mejor. El resultado de aquellos años de "barra libre inmobiliaria", con sus consiguientes crisis cíclicas y sus inevitables corruptelas, aún son visibles en miles de localidades españolas. Pero ahora ya no son edificios, sino cientos de proyectos para crear macroplantas solares cada vez más grandes los que abruman a los ayuntamientos de localidades bendecidas por un buen clima y, por tanto, por miles de horas de sol al añoEl desmadre ha llegado a tal extremo que una de esas localidades, Xixona, ha dicho que hasta aquí hemos llegado y, con arrojo y buen criterio, su pleno municipal ha aprobado por unanimidad suspender dos años las licencias de los también llamados "huertos fotovoltaicos" y revisar el Plan General para ordenar el caos que se está creando. Nadie niega que estamos hablando de la energía más limpia que existe, pero si producir energía limpia significa crear un monocultivo económico que mata otros sectores, como la agricultura, o provoca un impacto ecológico y paisajístico tremendo, la cosa empieza a torcerse. La provincia de Alicante tiene 3.397 horas de sol al año, con unas posibilidades de generación eléctrica diaria por metro cuadrado de 5,1 kWh. Dicho de otra forma: somos un chollo, fotovoltaicamente hablando. Y ya sabemos que la miel atrae millones de insectos que vienen a lo que vienen. Hace un par de semanas publicamos que una empresa japonesa que quería crear un macroplanta en una zona que incluía terrenos de Busot y Xixona había intentado asustar a los propietarios reacios a vender sus parcelas dejándoles caer que podían expropiárselas. Por supuesto, la Generalitat desmintió tal barbaridad al día siguiente y lo atribuyó "a un error". Lo preocupante es que, sin necesidad de malas artes, las ofertas a los propietarios de parcelas empiezan a ser tan suculentas que es una tentación insuperable poner tu terreno, a veces yermo o desértico, a "producir" recibiendo dinero de estas grandes compañías. Y si eso es malo, aún es peor que también empiezan a tentar a los agricultores para que abandonen sus cultivos y los cambien por placas solares. Ya sabemos que en Bruselas, donde los "talibanes verdes" del entorno del vicepresidente de la Comisión Europa, Franz Timmermans, dejan a nuestra Teresa Ribera como una campeona del diálogo, verían con buenos ojos la totalidad de nuestro territorio "alicatado" de placas solares, mientras declaran con un descaro flagrante energías verdes la nuclear y el gas, para contentar a Francia y Alemania. Pero aquí sabemos que el exceso produce insolación. 

La telemedicina interactiva es un servicio que ya están prestando seguros privados de salud y en el que empiezan a entrar hasta empresas de comunicación. Ayer, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, anunció que va a implantar un servicio de consultas por videollamada como gran novedad de su plan de Atención Primaria, que incluye 326 millones de inversiones en dos años y la contratación de 1.600 profesionales a partir de abril. El servicio se prestaría a través de la aplicación de Sanidad y otras herramientas que permitirían a los médicos monitorizar a distancia a sus pacientes. No hay que ser ningún lince para saber que el futuro apunta en esa dirección. La cuestión es cuándo será realmente efectivo y, lo que es más importante, cuándo podrá ser un modelo que permita una gestión más racional de la Atención Primaria. Aún estamos plateándonos cómo resolver la dichosa brecha digital y ya estamos pensando en servicios para los que solo una parte de la población, no diría yo mínima, pero desde luego no mayoritaria, está preparada para recibir. No sé qué parte de las consultas podrán utilizar este sistema, pero al principio no podrán ser muchas. Sería muy malo que un loable intento de optimizar y modernizar nuestra atención sanitaria fuera confundido con un intento de abaratar esta atención, empeorándola y deshumanizándola. Los médicos saben, mejor que nadie, que el contacto directo y real con el paciente les proporciona un porcentaje altísimo de la información que requieren para determinar su estado y sus posibles dolencias. Una consulta de atención primaria no es una sucursal bancaria. Sanidad debería observar lo que les está pasando a estas entidades, que quieren modernizar pero también abaratar el servicio que prestan a sus clientes, y el nivel de quejas que esto empieza a provocar, especialmente entre los grupos más desfavorecidos y en mayor riesgo de exclusión.  

Y una cosa más:

A veces la política municipal nos da sorpresas. Un ejemplo: el PP tiene mayoría absoluta en Benidorm y no necesita de nadie para aprobar sus presupuestos. Sin embargo, su alcalde, Toni Pérez, ha pensado que esa ventaja no debía ser motivo para cerrar la puerta a dialogar y dejar de explorar acuerdos. Su voluntad de diálogo ha encontrado eco en el grupo del PSOE, nueve de cuyas propuestas han sido aceptadas e incluidas en el contenido final del presupuesto. ¿Resultado? Los presupuestos de Benidorm contarán con un apoyo casi unánime de la corporación. Va a ser que, si se quiere, es posible hacer política con sentido común.   

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