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Natxo Bellido Suay

¿Quién gana en los presupuestos? La banca

Fachada del Ayuntamiento de Alicante.

En Alacant, como hemos advertido en otras ocasiones, el superávit de las boyantes cuentas municipales se los queda la banca. A pesar de no tener un euro de deuda municipal, para el PP el dinero no debe estar en la ciudad a través de inversiones, ni en la transformación verde que es imperativa para el futuro, ni en el apoyo a crear empleo joven y diversificar el modelo económico, ni en el aumento de recursos a la protección social frente a la crisis o en políticas de vivienda pública. Debe estar en los bancos. La banca gana con el PP.

Y así lo vemos en los nuevos presupuestos municipales. Los mayores presupuestos municipales de la historia, es cierto, pero básicamente porque contienen un préstamo de 20 millones, ¡Más Madera para la banca! y por el dinero del Plan Edificant para construir colegios, que esperemos que algún día ejecuten y para multiplicar de forma exponencial el personal de los servicios sociales a través del Contrato Programa autonómico que, a diferencia del resto de ayuntamientos, el Bipartito todavía no ha sido capaz de contratar. Tienen mucho dinero, pero la derecha es incapaz de gestionarlo y gobernar. Y aprobar, otro año, los presupuestos en abril tampoco ayuda. Tarde y mal. Por eso, resulta más fácil dejar el dinero en el banco o privatizando servicios. Más fácil y más acorde con los valores de la derecha.

Es decir, las Consellerias de Oltra y Marzà, a los que demoniza el PP y sus socios ultras en cada Pleno, son las grandes responsables del aumento de las cuentas municipales. El Plan Edificant y el Contrato Programa impulsado por la vicepresidenta. Las políticas de Compromís en el Botànic son los platos fuertes de los presupuestos de Alacant. Y yo que me alegro que la Generalitat invierta en Alacant. Es justo y así lo exigimos y reivindicamos.

¿Y qué más podemos decir de los presupuestos? Que el Plan de Empleo Joven anunciado no existe, que a la lucha contra la brecha digital de los mayores le dedican 1 euro, que los barrios de la periferia como los de la Zona Norte o Ciudad de Asís siguen siendo invisibles, que parece que no necesitamos más escuelas públicas infantiles, que las familias monoparentales no tienen derecho a ayudas, que el Anillo Verde, el Corredor Litoral o las conexiones ciclistas a la playa de San Juan o al polígono de las Atalayas van a tener que seguir esperando, que apoyar al comercio de proximidad con ayudas a la digitalización no es prioritario o que recuperar el antiguo Matadero como foco de innovación… pues ya veremos para cuando. Luego pretenderemos ganar a Málaga en algo o activar espacios estratégicos de cooperación con Elx. Barcala ni quiere, ni puede, liderar nada.

Es difícil liderar cuando no se dialoga y no se busca acuerdos. Estamos ante unos presupuestos donde la negociación política y la participación ciudadana ha estado ausente, donde se le vuelve a faltar al respeto al Consell Social de la ciudad. Y así es difícil poder llegar a pactos. Y más todavía cuando los únicos acuerdos que le interesan a Mazón y Barcala son con los ultras de VOX, a los que les ofrecen miserables victorias como la “Ordenanza de la vergüenza” para consolidar una alianza tóxica y muy peligrosa para la salud democrática y los intereses de la ciudad. Y que ya tiene consecuencias, golpeando a las personas que más necesitan las instituciones y mimando a quien más tiene.

¿En qué se traduce el pacto PP-VOX? Cuidar a la banca, “no molestar” a los de siempre, crispación, ruido y más crispación y perseguir y mostrar mano dura con quienes no tienen un techo donde cobijarse o con mujeres víctimas de la extorsión y las mafias. Dóciles con los poderosos y crueles con los más vulnerables. Eso y recortar en las políticas de igualdad de género y en la cooperación con las sociedades más desfavorecidas, o impugnar la agenda de las políticas LGTBI. Victorias pírricas que veremos en las enmiendas presupuestarias, y la indigna y escandalosa aprobación de la ordenanza de la vergüenza que tiene el rechazo de las asociaciones sociales, sindicales, cívicas, religiosas… Todo vale para que los socios ultras del PP, su escisión del ala dura, acaben dando su apoyo a los presupuestos. Y el PP está cada vez más cómodo en el radicalismo y alejándose kilómetros de posiciones moderadas y centradas.

¿Y dónde queda la ciudad? Las alicantinas y alicantinos. Parece que da igual. A su incendiario discurso no le preocupa la ciudad. Para la firme alianza PP-VOX que la banca gane es un valor compartido y volver atrás en conquistas de derechos sociales, también es un valor que les une. Y todo ello, sin complejos, como dice Mazón y asiente Barcala y jalea VOX.

Desde Compromís seguiremos defendiendo nuestras enmiendas a presupuestos, intentando mejorarlos, votando en contra a los recortes en derechos humanos y mostrando nuestra oposición a aprobar presupuestos sin diálogo, sin negociación y que no están alineados a los retos de la ciudad. Y, sobre todo, viendo la realidad del pacto PP-VOX, iremos trabajando y explicando nuestra alternativa, nuestro modelo de ciudad, para una ciudad mejor, para un futuro mejor. Donde ganen las alicantinas y alicantinos. No la banca, ni tampoco los ultras.

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