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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Filantropía

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La primera vez que escuché el sintagma “contención mecánica” fue en una residencia de ancianos. No supe a qué se referían hasta que vi las correas y deduje que contener mecánicamente a alguien significaba atarlo. Cuando la policía detiene a un delincuente, no se dice que le han aplicado un protocolo de contención mecánica: resulta demasiado largo. Se le esposa y punto. Nos parece bien que esposen a los malhechores, pero nos produce cierta sensación de culpa que hagan lo mismo con los viejos. Entonces, a los viejos se les contiene mecánicamente. Es lo mismo, pero suena de otro modo. El sonido es muy importante en nuestras vidas porque sirve de vehículo a letras infames que, envueltas en corcheas y semicorcheas, pueden pasar por buenas. Los Beatles tienen letras muy malas que han triunfado como buenas gracias a que el productor les ha aplicado una buena contención mecánica. Esas mismas letras, sueltas, serían un horror.

“Contención mecánica” suena bien. Podría ser un verso de una canción de alguien, de cualquiera, incluso de los Beatles. Las escuchas y no ves a un viejo atado a una silla, o a una cama o al radiador de su habitación. No te das cuenta, por lo tanto, de que en caso de que se incendie esa residencia el viejo morirá abrasado por las llamas o asfixiado por los humos. La contención mecánica, por otra parte, tiene una intención humanitaria: la de que el viejo no se caiga de la cama. Sería más humano que las camas estuvieran a ras del suelo, pero para eso habría que fabricar camas sin patas. Habría que pensar, en fin. Para coger una soga y atar al viejo, en cambio, no hace falta nada.

-Lo hacemos por él -nos explican una y otra vez-. Los protegemos de sí mismos.

Cuando se habla de proteger a alguien de sí mismo, significa que se le cosifica. Una vez convertido en cosa, ya puedes actuar sobre su cuerpo sin contención moral, pues no hay barbaridad que no se pueda perpetrar en nombre de la filantropía. El protegido carece de voz y voto en este debate, pues los objetos no opinan sobre sí mismos. Los objetos se usan. Los ancianos se usan porque son un negocio. Si la obtención de beneficios exige contenerlos mecánicamente, se les contiene y punto.

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