Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Natxo Bellido Suay

Chamartín como síntoma

Estación de Chamartín.

También podría haber titulado el artículo con el manido “Yo me bajo en Atocha”, pero creo que el título refleja mejor lo que pretendo expresar. Me explico. Esta semana nos hemos enterado que los trenes destino a Madrid no llegarán a Atocha. Por lo menos durante un tiempo, solo irán a Chamartín. Y lo hemos denunciado desde Compromís. Y esta vez no nos hemos quedado solos. Ha salido en tromba, junto al Consell de la Generalitat, el alcalde, el presidente de la Diputación, la Cámara, asociaciones profesionales… y está bien. Por una vez, la respuesta ha sido unitaria.

Resulta paradójico, frente al silencio en otras injusticias mayores, que se ponga el grito en el cielo por una decisión que tiene, más allá de su imprescindible componente político, ésta sí, su justificación técnica. Atocha está colapsada y la entrada de inminentes operadores privados y las obras a realizar obligan a tomar decisiones y reorganizar tráficos ferroviarios. Pero más allá de consideraciones técnicas, dado el hartazgo que se ha ganado ADIF en nuestra ciudad, es lógico que no se acepten sus razones y se exijan soluciones alternativas. Así lo estamos haciendo desde Compromís, por ejemplo en el Senado, porque desde Madrid siempre resulta más fácil actuar contra Alacant que contra otras ciudades o territorios y porque se debería de haber planificado y previsto estas actuaciones antes de llegar a esta situación de colapso.

Aún así deberíamos centrar el tiro y asegurarnos que la reivindicación de futuro es la doble parada, en Chamartín y Atocha y apretar para que esta solución esté lista lo antes posible. Recuperar esta doble parada porque significaría volver a contar con una posición ventajosa de nuestra conectividad ferroviaria con Madrid. De una amenaza a una oportunidad si los plazos, como desgraciadamente suele pasar, no se eternizan.

En cualquier caso, Chamartín es un síntoma, seguramente menor que otros más decisivos para nuestro futuro, del ninguneo sistemático del Estado hacia Alacant. Un desprecio qué en la mayoría de las ocasiones, en la inmensa mayoría, solo tiene en Madrid al diputado de Compromís, Joan Baldoví, como respuesta a favor de nuestros intereses. La relevancia de la posición alicantina en el PP, o en el PSOE, es inexistente o muy, muy limitada. Mazón y Barcala, más allá del postureo, poco pintan en Madrid.

Pero insisto, no miremos el dedo de Chamartín y nos olvidemos de la luna que significa la Agenda del Tren de nuestra ciudad y las comarcas alicantinas. Necesitamos que junto al trabajo de asociaciones vecinales como las de San Gabriel o Parque del Mar y las plataformas vecinales y ciudadanas vinculadas al Parque Central, exista una presión unitaria estable y constante desde la política, las instituciones y el conjunto de la sociedad civil.

-. Los plazos y el trazado de la futura conexión ferroviaria con el Aeropuerto son verdaderamente alarmantes. No parece que vaya a liberarnos de las vías del tren en la fachada marítima. Incluso la conexión con el Puerto con el Corredor Mediterráneo, parece más cercana que la llegada del tren al aeropuerto.

-. La inexistencia de inversiones para ampliar y mejorar la famélica red de cercanías.

-. Sin avances del tren de la costa para vertebrar el litoral del País Valencià.

-. Las transformaciones de ciudad pendientes como el Parque Central, la estación Intermodal o la cesión para la ciudad de los terrenos ferroviarios situados junto a Casa del Mediterráneo.

Y es en todo esto, más allá de reivindicar la doble parada Atocha-Chamartín, donde hace años que nos jugamos parte del presente y del futuro. Para transformar la ciudad de Alacant, mejorar nuestra conectividad, avanzar hacia una movilidad más verde y sostenible, mejorar la competitividad económica de nuestras empresas. Y en todo esto no vemos al Alcalde, no parece que le interese, solo vemos humo partidista de Mazón y necesitamos que el Botànic lo integre como las grandes reivindicaciones de la sociedad valenciana junto con la infrafinanciación, la deuda histórica y la mejora de las cercanías en todo el territorio valenciano.

Como hemos dicho, Chamartín es únicamente un síntoma, la punta del iceberg de un maltrato histórico y profundamente injusto al que pocas voces se enfrentan de forma constante. Y necesitamos más voces de la sociedad civil a sumar a la combativa labor de asociaciones vecinales y plataformas ciudadanas. Y, especialmente, es prioritario sumar más presión política, dejando a un lado posiciones partidistas, a la voz de Compromís de defensa de los intereses de Alacant que indudablemente necesitamos ampliar desde la confianza ciudadana. Baldoví se encuentra demasiadas veces solo. Por eso reivindicamos más confianza para tener más fuerza en Madrid. Porque PP y PSOE llevan demasiados años demostrando que siempre hay otras ciudades, otros intereses, que pasan por encima de las necesidades de las alicantinas y alicantinos y las justas reivindicaciones de nuestra ciudad y comarcas. Reivindiquemos bajar en Atocha, pero no olvidemos lo importante. La Agenda del Tren.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats