Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José María de Loma

Montesinos con sardinas

El vicesecretario de comunicación del PP de Málaga, Pablo Montesinos, en una imagen de archivo.

Pablo Montesinos abandona la política y ya le estamos echando el whatsapp por si nos da una cita, nos invita a unas sardinas y nos cuenta los entresijos y teselas del proceso que ha vivido el Partido Popular, un lío, que diría Rajoy. Un enfrentamiento interno con balcones a la calle, un dislate. Y ahora que la herida podría cerrarse con el Feióojazo, viene Ayuso a decir que la venganza no ha concluido, que hay que «echar gente a la calle» y que han querido destruirla. Lo dice muy entera. Está poco destruida. Presta a destrozar a todos. Pero aquí ya se nos está yendo la columna por el lado de opinador político en cortes y lo que queremos es resaltar el factor humano, hacerle preguntas a Montesinos, cómo es el bar del Congreso, si se ha tomado un carajillo alguna vez con Rufián, si ha vivido céntrico y salía mucho por la noche, que cuál es el mejor AVE o que quiénes están más buenos y buenas en el hemiciclo. ¿Batet se peina? Y, en fin, que si se habla mucho o poco con el resto de diputados de su circunscripción u otras. Algunos de ellos son majetes y han leído libros, puede tenerse un trayecto ameno si se traba contacto a bordo. No obstante, conviene visitar la cafetería y amenizar el palicoteo con un gin tónic, un café o un Cola Cao y un donut, según sea la hora. Para Montesinos ha sido la hora de la lealtad, ya lo escribimos el otro día. En este país enterramos muy bien, lo decía Rubalcaba y lo atestigua el espacio que la prosa de obituarios y necrológicas va ganando en la prensa. No hay nada, salvo las cosas de los supermercados, que se lea tanto como las noticias que relatan que alguien ha cascado y cuentan su vida. Siempre adjetivando por lo alto. Pero Montesinos Pablo no se ha muerto ni hay que enterrarlo ni nada. Tiene trazas de juventud aún, un oficio, el periodismo y unas tablas en las televisiones que siempre le pueden proporcionar unas monedas, notoriedad y hasta una tentación de venganza. Más poder da el micrófono. La pluma no. La pluma es una espada en la cabeza desde que te levantas amenazando tu integridad si no escribes. A Montesinos lo fichó Casado dentro de una ola de renovación. Cuando se llevaban los fichajes políticos. Ahora podría lamer botas, como tantos compañeros, y asegurarse un puestecito, sueldo o canonjía -sabe hablar- pero ha preferido volver a la vida civil asqueado de las traiciones. Casado también fichó a Ayuso, que le salió sapo; y a Almeida, taimadillo personaje que dilapidó su mucho capital político y bastante de las simpatías que despertaba. Que dormía. Lo mejor está siempre por llegar, pero pudiera ser que lo peor ya lo hayamos visto. En el PP, queremos decir. Di algo, Montesinos.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats