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Francisco José Benito

La Cuarta Vía

F. J. Benito

De Atocha a Chamartín y con el tren del aeropuerto en un cajón: otro ejemplo más de lo poco que pinta Alicante en Madrid

Veintidós años se cumplirán el próximo agosto desde que el aeródromo tendría que haber estrenado su conexión ferroviaria, según recomendación de Europa

Pasajeros llegando a Alicante en un AVE que parte de Puerta de Atocha desde 2013

De esto han pasado ya 40 años. Septiembre de 1982 tocaba ya a su fin y había que volver a Bilbao tras otro verano de fábula entre la Albufereta y la playa de San Juan. Como uno ya tenía casi 20 años, mis padres me habían permitido quedarme unos días más en la playa, y tuve que volverme solo en tren. En la hoy estación del AVE me subí al expreso “Sol de Levante”. Un tren nocturno, más cerca de las novelas del inspector Hércules Poirot que del “pato” que circula hoy por las vías de alta velocidad. El expreso, que salía a las 19 horas, no tocaba Chamartín y tardaba la friolera de 15 horas en llegar a Abando, la estación que hoy sigue en el mismo céntrico lugar de la capital vizcaína. Ciudad a la que les aconsejo no viajar en tren, porque 40 años después el trazado ferroviario sigue prácticamente igual.

¿Y por qué les cuento esto? Pues porque tras la nueva polémica abierta por el Gobierno en Alicante a raíz del traslado del AVE que nos conecta con Madrid de la estación de Atocha a la de Chamartín -lo que amplía en hasta media hora el tiempo de viaje desde que te subes al tren hasta llegar al destino en la capital de España- me han venido a la cabeza dos cosas: lo importante que fue la llegada del AVE a Alicante en 2013 para acercarnos a Madrid (hasta entonces el Alvia tardada 3 horas y 30 minutos y paraba en Atocha) y, en segundo lugar, el porqué de que pintemos tan poco en Madrid, como para que siempre seamos los más perjudicados en todo lo relativo con la infraestructuras, sobre todo ferroviarias y viarias.

Ojalá a la hora de leer estas líneas, el presidente Ximo Puig y el conseller Arcadi España hayan conseguido convencer a la ministra Raquel Sánchez de que, al menos, algunos de los AVE entre Alicante y Madrid sigan entrado por el sur y paren en Atocha, como los de Sevilla, Málaga, Barcelona, Valencia y hasta Calatayud… mientras esperamos a que en 2028 se cuente con la estación pasante, tal y como está previsto. Aunque quizá, no obstante, y viendo los retrasos en la ejecución de las obras en España, tengamos que esperar hasta 2038 para que realmente esté construida dicha estación pasante en la futura Atocha/Almudena Grandes.

Quizá no pase nada de esto y el destino final sea Chamartín para siempre y desde este verano. Si fuera así, que parecey espero que no, pues, miren, los aficionados al Real Madrid estarán más cerca del Bernabeu, pero a media hora del Reina Sofía, el bar Brillante donde muchos alicantinos se comen el bocata de calamares antes de volver a la “Terreta” y del resto de reclamos turísticos, empresariales y políticos de la capital.

Pero no. Sin querer pecar de provincianos, el traslado de Atocha a Chamartín es un nuevo ejemplo del ninguneo que sufre la provincia de Alicante y de lo poco que se piensa, ya no consulta, en Alicante a la hora de decidir las cosas que afectan a la provincia. Al cambio de estación se suma que el aeropuerto de Alicante-Elche continúe sin conexión ferroviaria, que los cercanías Alicante-Murcia circulen impulsados por gasóleo, que no haya una buena red con Villena y que el tren de la costa comience a oler a proyecto fallido.

Adif sostiene que el traslado de las cabeceras de los servicios de Levante a la estación de Madrid-Chamartín Clara Campoamor no es algo nuevo, que la decisión tiene ya dos años. Obedece, según el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, al diseño de la línea Chamartín-Torrejón de Velasco, en el que se favorece el movimiento de los trenes que, procedentes de Levante, se encaminan hacia Chamartín desde Torrejón de Velasco evitando el cruce con las vías de Andalucía para entrar por un túnel que ha costado 300 millones de euros, pero no incluyó la parada de Atocha. ¿Alicante ya estaba sentenciada en 2019 y nadie levantó la voz?

Año tras año y ya van para nueve desde que en 2013 el AVE llegara a Alicante (última gran obra para la provincia, pues el ramal a Elche ya estaba planificado en el proyecto) en esa especie de estación de latón temporal que nos dejó el Gobierno de Rajoy, pero que al menos hasta ahora nos permitía viajar en tren a Madrid en poco más de dos horas y cuarto. Un tren que llegó gracias a la entonces todopoderosa ministra Ana Pastor, a la que hay que agradecer que se acabara la obra, o parte de ella - las previsiones eran otras-. Pero es que desde entonces no se ha vuelto a proyectar nada.

No se me quita de la cabeza, en este sentido, un día de hace ya unos años, pero no tantos, en el que un alto cargo del equipo de Pastor, concretamente el entonces presidente de Adif, siempre Adif, alcoyano, llegó a mofarse en una comida en Alicante de la reclamación que hacía la ciudad de un enlace ferroviario con el aeropuerto, algo que la UE recomienda desde el 2000. Ni el Ayuntamiento, ni el Consell abrieron la boca entonces y ahora, con el traslado, parece que vuelven a llegar tarde. Dicen los que saben de política que Ximo Puig es ahora mismo el más valorado y mejor posicionado de los barones socialistas. No lo pongo en duda, faltaría más, pero los hechos se le vuelven en contra. El agua cada día más comprometida, y de infraestructuras, más que cortitos, como lo demuestran el estado de los cercanías Alicante-Murcia, perdiendo pasajeros año tras año y la pocas ganas articular un tren que conecte el aeropuerto con Alicante y Elche, y de ahí al resto de los municipios donde se genera gran parte de nuestro PIB.

Y mientras discutimos si Atocha, Chamartín o la dos, veintidós años se cumplirán el próximo agosto desde que el aeropuerto de Alicante-Elche pasó de los seis millones de pasajeros al año, cifra a partir de la cual la UE recomienda que los aeródromos estén conectados vía ferrocarril con las ciudades más importantes de su entorno. Una infraestructura clave para distribuir a nuestros turistas con agilidad y rapidez, y también a los que vivimos en esta provincia en la que cerca de 1,4 millones de habitantes viven a menos de 40 kilómetros del aeropuerto. El proyecto, sí es que lo hay y no nos han vuelto a mentir, sigue en el cajón. Sólo falta que ahora salga algún iluminado de Adif y suelte algo así como que tras la pandemia ya no hace falta, porque en 2021 no llegamos a los 6 millones de pasajeros. Perdónenme el sarcasmo.

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