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Natxo Bellido Suay

Al PP se le ven (más) las vergüenzas

Barcala y Mazón, durante una reunión en el Ayuntamiento de Alicante

Hablamos del PP de Mazón y Barcala, que esta semana aprobará los presupuestos municipales fruto del pacto PP-Vox. Al final teníamos razón nosotros, Compromís. Desgraciadamente. A pesar de las mil declaraciones de Barcala sobre que se aprobarían antes de final de año, la verdad es que, como siempre, se pondrán en marcha en el mes de abril. Tenía razón Compromís, desgraciadamente. Insisto.

Tendremos presupuestos tarde, como siempre, con un PP que ha ligado su destino a la extrema derecha.

Sí, la extrema derecha, como algunos días se atreven a decir sus nuevos jefes «los moderados», aunque otros días cierran pactos de gobierno con Vox. Así de coherentes son, para estupor del PP europeo que no entiende cómo se puede legitimar un proyecto político antieuropeo y que propaga un discurso populista, xenófobo, negacionista de la crisis climática y que quiere recortar los derechos de las mujeres. El PP pacta con los que anteayer eran muy amiguitos de todos los que se hacían fotos sonrientes con Putin. Y esto ya es una realidad en Alacant. Y no es bueno. Debemos evitar que esto forme parte del futuro de la ciudad.

Al PP se les ven las vergüenzas porque los presupuestos que se aprobaran ya se encuentran desfasados y superados por la grave crisis energética que ha roto abruptamente el camino de la recuperación. Ahora deberíamos estar pactando y aprobando en el Ayuntamiento una modificación de crédito para ampliar el bono energético para las familias vulnerables que no pueden atender el recibo de la luz y ayudas directas a autónomos y pymes para paliar los efectos de la subida exponencial de sus costes energéticos. Pero un año más, Barcala, es fiel a su línea de aprobar presupuestos tarde y mal. En esto sí que es coherente Barcala.

Y también es coherente, entre otras cosas a causa de aprobar tan tarde los presupuestos, la baja ejecución de las inversiones, para regocijo de los bancos que siguen acumulando millones de los ahorros municipales, ya que Barcala es incapaz de invertir en la ciudad. Una mala gestión económica que se ve complementada con la pésima gestión del PP en la Diputació d’Alacant donde el PP tan solo es capaz de ejecutar el 24%, 1 de cada 4 euros, de las inversiones que debían estar en los pueblos y ciudades alicantinas, pero que Mazón es incapaz de ejecutar. Parece que la incapacidad de gestionar es «marca PP».

Se les ven las vergüenzas, porque los indecentes recortes presentes en los presupuestos a la cooperación internacional se hacen más insoportables en estos momentos. Especialmente rechina la medida impuesta por la ultraderecha, y asumida por el PP con el silencio cómplice de Ciudadanos, de limitar la ayuda en catástrofes humanitarias a las que se produzcan en territorio español. Ahora, en el actual contexto de solidaridad internacional con la población ucraniana que huye de los horrores de la guerra de Putin, sencillamente repugna cerrar las fronteras de la solidaridad y la empatía hacia las personas que sufren, estén a los kilómetros que estén.

Se les ven las vergüenzas porque mientras pretenden hacernos creer que les importa llevar adelante la Agenda 2030, aprueban una ordenanza que nos conduce al «mapa de la vergüenza», un mapa en el que no quieren estar la mayoría de ciudadanos y ciudadanas alicantinas que ha vuelto a generar una ola de solidaridad de forma espontánea, como hacen siempre, hacia las personas que huyen de la guerra. Y ante esta situación, estando el mundo como está, no se puede poner una vela a Dios y otra al diablo. No cabe en la misma hoja de ruta política la ordenanza de la vergüenza y los ODS.

No se puede estar permanentemente quejándose de la falta de colaboración del Botànic y después no responder al ofrecimiento de una inversión de 500 mil euros para un recurso para personas sin hogar. Seguramente el PP piensa que mejor multar que poner en funcionamiento instalaciones para mejorar la atención al sinhogarismo y poder ampliar la capacidad de atender a las personas ante las emergencias climáticas.

Al PP se le ven cada día más las vergüenzas, y esto repercute en una ciudad que no puede soportar mucho más tiempo la indolencia, la incapacidad y el viraje hacia posiciones ideológicas extremas que su pacto con Vox le obliga. Y la transformación de la ciudad sigue pendiente. O somos capaces de imaginarla y proyectarla o seguiremos viendo como las oportunidades se nos escapan entre los dedos, perdemos posiciones respecto a ciudades de nuestro entorno y la ciudad sigue avanzando a velocidades muy desiguales. Y eso no va a mejorar con la nueva mayoría PP-Vox. Y Barcala, después de 4 años ya ha demostrado que ni tiene modelo de ciudad, ni capacidad para liderar. Es hora de cambiar de mapa. No queremos estar en el de la vergüenza. Busquemos uno mejor. De eso tenemos que hablar. De eso debe ir el futuro de Alacant. De donde estamos y donde queremos estar. Hablemos.

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