El público
TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE
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De Federico García Lorca.
Coreografía y dirección: Gustavo Ramírez Sansano
El Institut Valencià de Cultura tuvo a bien encargar al experto alicantino Gustavo Ramírez Sansano la creación de un montaje de danza. Lo ha hecho a partir del surrealismo de «El público», de García Lorca, un texto escrito entre 1929 y 1930, que se estrenó 56 años más tarde. Y este es el espectáculo del prestigioso coreógrafo y director con la belleza poética que requiere la compleja pieza lorquiana, como parte de su «teatro imposible» junto con «Así que pasen cinco años» y «Comedia sin título», obra inacabada que completó Alberto Conejero.
El mundo onírico, los símbolos y la realidad dramática representan los deseos homosexuales reprimidos y de libertad. Es el amor universal, homosexual y heterosexual, con careta y sin ella, o el anhelo y el juego de máscaras que representa el teatro mediante situaciones y los pasos dancísticos. Es decir, la represión en cualquier ámbito y la ruptura con el pasado en busca de la autenticidad, lejos del sufrimiento y de la violencia.
El poeta y dramaturgo consideraba que uno de los mayores problemas para la renovación del teatro español era el público burgués y convencional. Cambian los tiempos, sí, pero quedan ciertos lastres. La danza de Ramírez Sansano, en colaboración con los bailarines y Melodía García, acoge todo ello con la aportación literaria de Roger Salas y la asesoría de dramaturgia y textual de Xavier Puchades.
La fuerza de las imágenes está interpretada por Javier de la Asunción, Seth Buckley, Giulia Cenni, Diana Huertas y otros. Más que bailar, realizan ágiles y creativas acciones con plasticidad de movimientos. La música y el perturbador y reiterativo espacio sonoro son de Luis Miguel Cobo. El efectismo del diseño de escenografía depende de Luis Crespo, y el muy elaborado diseño de luces es de Emilio Lavarías.
La excesiva duración da lugar a determinadas reincidencias o a pasajes sin especiales réditos. Actualmente, la homosexualidad está normalizada en nuestro país, en general, pese a la homofobia que perdura.
