Estos días, cuando los nubarrones de la sospecha vuelven al Ayuntamiento, recordábamos como llegó Barcala a la alcaldía hace cuatro años. Y Mazón hablando de Orihuela.
Vayamos a estos cuatro años para definir algunas de las líneas que han marcado el gobierno del PP de Barcala.
-. Junto a Vox multa y golpea a las personas más vulnerables, marginan a los barrios con mayor exclusión social, amplía desigualdades urbanas y bloquea las inversiones sociales y educativas de la Generalitat, porque son políticas del Botànic lideradas por Compromís. Es el gobierno más antisocial de la historia.
-. Barcala es el “Tio Gilito” alicantino. Llena los bolsillos de los bancos en lugar de invertirlos en la ciudad y sus barrios. Cien millones que podían servir para ayudas frente a los efectos de la guerra y la crisis energética; construir vivienda pública o incentivar el empleo juvenil. Y a esto se le suma el caos en la gestión económica, la tardanza en aprobar presupuestos e incapacidad para ejecutarlos, así como la situación de las grandes contratas. Todo recuerda al PP que llevó al colapso y la ruina al Ayuntamiento.
-. Barcala ha demostrado una clamorosa falta de liderazgo y modelo de ciudad. Huye dialogar y acordar con la oposición, bloquea la cooperación con el Botànic, la relación con Elx es nula, no pinta absolutamente nada en Madrid y solo se relaciona con una parte de la sociedad civil y profesional alicantina. Su capacidad de tejer alianzas es inexistente y no respeta el Consejo Social y reduce a la mínima expresión la participación ciudadana. Una vez más, la ciudad no tiene liderazgo político, no tiene un buen alcalde.
-. El PP no se toma en serio estar en el epicentro de la emergencia climática y están secuestrados por el negacionismo de la ultraderecha, a pesar de la pérdida del confort climático, tan ligada a nuestro atractivo turístico. Se toman medidas dispersas y las ayudas europeas obligan a plantear alguna inversión relativa a la movilidad sostenible y la reducción de emisiones contaminantes. Pero no se aborda de forma integral una planificación urbana frente a la emergencia climática que reduzca riesgos. Y no se acompaña las reivindicaciones ciudadanas ante Madrid, como la Agenda del Tren.
-. No hay una apuesta clara por diversificar y fortalecer nuestro modelo económico. Todo se fía al peso de la hostelería y del turismo, impulsando la proliferación de apartamentos turísticos sin ningún tipo de regulación local. No se trabaja la transición digital y modernización de sectores como el comercio; la apuesta de “Alicante Futura” parece más humo que realidad y Málaga sigue ganándonos todas las batallas porque no hay una coordinación con la estrategia autonómica para situarnos como foco de la innovación y la economía digital. Sigue sin ampliarse el suelo industrial de calidad para atraer empresas; la recuperación del antiguo matadero continua pendiente; no hay ayudas a la rehabilitación de viviendas ligadas a la eficiencia energética y la economía verde está muy lejos de los intereses de la derecha y sus aliados ultras.
-. Barcala ha convertido el pleno municipal en un cortijo bronco; donde la arbitrariedad se adueña del debate; donde la oposición ha visto limitados sus derechos y el PP, en compañía de Vox, ha introducido debates impropios del pleno municipal con los objetivos de tapar vergüenzas, generar ruido y evitar hablar del tono gris y mediocre de la gestión del Bipartito, donde, salvo alguna excepción, sus miembros han demostrado su incompetencia para el cargo que ocupan.
-. Al abandono y privatización del patrimonio se une el bloqueo a la rehabilitación del Teatro Principal, la cruzada contra el valenciano, el cierre de bibliotecas y una política cultural sin rumbo y con sonoros fracasos como las ferias del libro y sin apoyos a los sectores culturales de la ciudad.
-. Relacionarse con la administración es cada día más complicado. Una pesadilla para la ciudadanía y tejido asociativo. No se ha invertido lo suficiente en la modernización de la administración electrónica local y no se hacen suficientes esfuerzos para combatir la brecha digital de las personas mayores y vulnerables.
Cuatro años de Barcala, son demasiados. Cuatro años de inercias, impregnadas de tono gris, sin relato de ciudad, sin alianzas y de espaldas a los retos de la transformación urbana. Toca cambio en 2023. Pongamos Alacant en marcha y abramos nuevas etapas en una ciudad que necesita proyecto, modelo, capacidad y liderazgo para mirar con ilusión y esperanza el futuro.