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Adrián Ballester Espinosa

Orihuelica del Señor

Emilio Bascuñana. Tony Sevilla

Hace unos años tomaba un café con unos amigos oriolanos y nos cruzamos con un catedrático, que les preguntó a estos, ¿de dónde son ustedes? A los que le contestó: “de Orihuela”. Y el catedrático replicó: “Ay Orihuela, ¡Orihuela vive del pasado! El catedrático se unió al café y nos expuso su tesis de tal afirmación. Hizo un repaso histórico de la ciudad de Orihuela, su largo legado cultural y sus constantes batallas. Su posicionamiento político en muchos de los conflictos de la historia de España y las numerosas revueltas.

Lo cierto es que también, en la etapa democrática la política oriolana ha sido muy intensa y ha acaparado en muchas ocasiones el foco comunicativo provincial. Como por ejemplo, la moción de censura del pasado lunes que ha desplazado a una parte del equipo de gobierno, incluida la alcaldía, porque la otra parte, se ha quedado.

Si uno se pone a pensar fríamente en cuáles han sido los hitos de Orihuela y su amplio término municipal en estos últimos 25 años, me vienen a la memoria algunos proyectos importantes en materia de infraestructuras como la circunvalación de Orihuela o la canalización por el casco urbano del Río Segura a consecuencia de las riadas de 1987. Pero, sobre todo, en mi opinión el proyecto estrella para la ciudad fue la exposición de La Luz de las Imágenes porque fue un verdadero revulsivo para la ciudad y el descubrimiento de su patrimonio y su rica historia que sorprendió a propios y extraños. Se rehabilitaron parte del centro histórico, con un adoquinamiento adecuado, peatonalización de algunos espacios, iluminación y restauración patrimonial. Dinamización comercial y hostelera, así como la apertura de un hotel.

Precisamente, por ese patrimonio, su rehabilitación y su conservación, Orihuela podría ser la capital cultural de la provincia de Alicante. Con una exposición de la Luz de las Imágenes permanente y por la restauración de algunos de los proyectos en marcha por el exalcalde Emilio Bascuñana como el palacio de Rubalcava o la antigua Caja de Ahorros. Ese debería ser el objetivo primordial de cualquier político, junto el cuidado y mimo de su otro tesoro, como es la costa de Orihuela y sus magníficas plazas.

Pero como decía, los últimos años no han sido fáciles en la política de las instituciones oriolanas por la falta de mayorías y entendimiento entre el arco político de la ciudad.

Además, la inestabilidad política perjudica a las instituciones, a su normal funcionamiento y a la proyección futura del territorio. La historia demuestra un declive de la ciudad a lo largo de la historia y Orihuela no puede estar permanentemente viendo el pasado sino aprovechar sus fortalezas y convertir sus debilidades en oportunidades.

Ni fue fácil la legislatura 2011-2015 con un pacto de gobierno que también se tambaleaba y una moción de censura fallida; ni tampoco lo ha sido desde 2015 con un pacto de gobierno cuyas relaciones han sido complicadas y ya últimamente el divorcio entre las dos fuerzas gobernantes, era público, notorio, pero además con total publicidad.

No se le puede acusar al exprimer edil Bascuñana de no haber impulsado proyectos importantes ni de no haber intentado aprobar unos presupuestos municipales. No puede un municipio no tener un presupuesto. De hecho, el no tener un presupuesto aprobado debería tener consecuencia como el bloqueo de las asignaciones de la participación de tributos del Estado o de no poder recibir subvenciones. Precisamente para no bloquear los presupuestos municipales, en la reforma local del 2013 se impulsó que, si no se aprobaban unos presupuestos municipales en pleno, se pudiesen aprobar en junta de gobierno. Pero el Tribunal Constitucional lo tumbó.

Por otro lado, el propio ayuntamiento orcelitano tiene problemas estructurales serios como otros ayuntamientos, como es que no tiene una estructura administrativa acorde con el nivel de población y diversidad territorial que tiene. También una estructura municipal con un excesivo nivel de interinaje. Tener una administración bien organizada es fundamental para ejecutar un plan de gobierno serio.

Con la moción de censura oriolana se bloquea la posibilidad de cualquier otra moción y ahora la mitad de gobierno que se incorpora (la otra mitad como decía ya sigue) tiene faena por delante para los últimos 12 meses antes de los nuevos comicios que esperemos traigan gobiernos fuertes con pactos de gobiernos sólidos para un territorio que tiene amplias posibilidades de futuro.

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