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Rafael Simón Gil

Pegasus vuela sobre el primero de mayo

Eurodiputados portan carteles con el lema 'Stop Pegasus' en el Parlamento Europeo.

Que España va mejor que nunca es algo que cualquiera, menos bastantes millones de españoles, ve con absoluta nitidez. Por ejemplo, España cae al puesto 32 en el índice de libertad de prensa, según Reporteros sin Fronteras, retrocediendo tres posiciones. Consigue así su peor clasificación. No es mala noticia perder en libertad de prensa mientras desayunas leyendo la prensa. Por ejemplo, España es el país de la UE que más va a tardar en recuperarse económicamente (la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania afecta a todos los países, luego la excusa no es válida), y su economía necesitará el mayor esfuerzo en toda la OCDE, según Oxford Economics (su deuda pública es el 130% del PIB y Bruselas ha tenido que llamarnos la atención). Por ejemplo, España sigue a la cabeza del paro en la UE y en el conjunto de la OCDE, liderando, a su vez, el ranking de paro juvenil, dos medallas de oro. La buena noticia -las anteriores no son desdeñables- es que España posee el Gobierno con más ministerios de la UE, ello con el objeto de reducir gastos (y no se cuentan los gobiernos autonómicos; de ser así, recibiríamos otras dos medallas de oro).

Y más buenas noticias siguen abriendo titulares de unos medios de comunicación que cada vez avanzan más en libertad retrocediendo. Un paso adelante, dos atrás, dice Lenin (momificado en la Plaza Roja de Moscú vigilando que el rojo comunismo continúe, de lo que se encarga el anticomunista Putin invadiendo Ucrania). Entre esas magníficas noticias no económicas, España entró en conflicto directo con Marruecos por acoger al líder del Frente Polisario a petición de Argelia, que nos vende gas. Cuando los Servicios de Inteligencia marroquíes conocieron el hecho “humanitario”, el sultán rompió de facto relaciones diplomáticas con España enviándonos por valija diplomática miles de inmigrantes a Ceuta para aprender español (silbo canario, bable y catalán). Mientras, nuestro aliado tradicional USA reorganiza su estrategia en la zona con un acercamiento a Marruecos inversamente proporcional al alejamiento con España. Pese al vergonzoso pasillo de Sánchez persiguiendo a Biden para suplicarle una mirada de amor, USA nos devuelve las cartas de noviazgo porque ya no se fía de su pareja de hecho, preñada de comunistas amigos de los regímenes de Putin, Venezuela o Cuba. ¿Cómo solucionar el problema? Sánchez solito, unilateralmente, con nocturnidad y secretos oficiales. De ahí que Marruecos hiciera saber en un bando que España entregaba al pueblo saharaui al sultán para que el sultán y su nuevo novio USA nos perdonen. Argelia llama a consultas a su embajador en España y amaga con el suministro de gas. Un problema por otro; giro aquí, giro allá; qué más da.

Para que todas las noticias no sean excelentes, el Gobierno catalán, que espía a los niños en los recreos del colegio a ver si hablan o no catalán (el Gobierno de Cataluña dijo que no era espiar, sino “observación de incógnito”), denuncia que líderes independentistas han sido observados de incógnito por un caballo alado llamado Pegasus, y quiere saber quién es el jinete que monta al mitológico rocín para esas observaciones de incógnito que ahora llama, en catalán, espionaje. Y vuelta a empezar. El Gobierno Sánchez, tras el entuerto con sus airados socios independentistas, echa las manos a las crines del caballo Pegasus y pone a los pies de los caballos al CNI. Pero nuestro amado líder, no contento con desprestigiar ante el mundo su propia seguridad, sus Servicios de Inteligencia, y en recuerdo de que hace un año en las elecciones de la Comunidad de Madrid aparecieron unas balas y una navaja de las que ya no sabemos nada, dice ahora que también ha sido víctima del ímpetu de “observación de incógnito” de Pegasus proclamándolo urbi et orbi sin consultarlo con el Papa Badoglio, que anda adivinando cuándo Putin dejará el genocidio de Ucrania. Y lo hace @sanchezcastejon cuando faltan apenas dos meses para que Madrid acoja la cumbre de la OTAN donde nos visitarían líderes de USA, Francia, Gran Bretaña, Alemania y otros países sin importancia que ya no se fían del Gobierno Castejón. Las lágrimas de impotencia e indignación en el CNI podrían paliar el agua que nos acaba de negar Sánchez con el cierre de facto del trasvase Tajo-Segura.

El pasado 1 de mayo, Día del Trabajo, los sindicatos de clase, los míticos UGT y CCOO, consiguieron reunir en Alicante a unas 1.500 personas, siendo benévolos con la aritmética (la Delegación del Gobierno de Madrid, que es del Gobierno, estimó unos 10.000 asistentes en Madrid). Ante el extraordinario éxito de convocatoria (de haber acudido todos los liberados sindicales, el aparato orgánico de ambos sindicatos y partidos de izquierda y extrema izquierda, habrían sumado una cifra infinitamente mayor), llegan las explicaciones de Pegasus sindical. La culpa la tuvo el buen tiempo (cambio climático) y que era el ¡Día de la Madre!, como si la clase trabajadora fuera al paraíso huérfana. Ya ven, tanto paro, tanta desigualdad, tantas reivindicaciones y conciencia de clase, vencidas por el invento de unos grandes almacenes y el cambio climático. ¿Qué habrían dicho si ese día hubiera llovido? Pese a que no paran de recordarlo, no paro de recordarles que no han leído a Lenin, o si lo han hecho, no lo han entendido. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”, del jerarca soviético, podría traducirse, cara a este exitoso 1 de Mayo, como “las subvenciones y los sillones orgánicos, enfermedad infantil del sindicalismo”. En la manifestación de Alicante llamó la atención el oxímoron reivindicativo de un considerable número de asistentes saharauis exigiendo, en comandita con UGT y socialistas, lo que el Gobierno Sánchez les negó hace unas semanas con el silencio de UGT y socialistas. Pegasus vigila al vigilante. A más ver.

(spoiler afrancesadomitológico) El Partido Socialista francés, para sobrevivir, se entrega desesperadamente a las fauces de la extrema izquierda populista de Mélenchon. El hijo devora al padre. Edipo, Pegasus… Ya ocurrió en Italia. ¿Algún candidato más tras el sanchismo?.

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