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Antonio Sempere

Para los desmemoriados

Recreación virtual de cómo quedará la estación de Chamartín cuando finalice su remodelación integral en 5 años Información

Ponen paños calientes desde Adif ante la irritación suscitada por la noticia de que los AVE procedentes de Alicante, València y Murcia, o la mayoría de ellos, no tendrán parada en Atocha, e irán a morir a Chamartín. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias se ha defendido argumentando que así los trenes de Levante estarán más unidos a los corredores del Norte, puesto que desde Chamartín es de donde salen las rutas hacia Galicia y el Cantábrico.

Omiten desde Adif un matiz. Desde València no era posible un viaje directo a Valladolid, Santander, Gijón o Santiago de Compostela. Desde Alicante, sí, desde hace no menos de treinta años. Mis trayectos anuales a Valladolid comenzaron en 1996. Recuerdo cómo mis compañeros valencianos en el Festival de Cine de Valladolid debían trasbordar en Madrid para venir a la Seminci. Además, el tren València-Madrid se llamaba Alaris, y tenía una composición diferente al Altaria y al Alvia. Más claustrofóbica, tipo avión.

También fue mediada la década de los noventa cuando comencé mis visitas al Festival de Cine de Gijón, y después a los Cursos de la UIMP de Santander. Ambos destinos ya contaban con tren directo diario desde Alicante.

Recuerdo perfectamente cómo era el paso por las dos estaciones madrileñas. La parada en Atocha-Cercanías, brevísima, de apenas de un minuto. En Chamartín sí se detenía quince minutos. Para dar tiempo a que los interventores y maquinistas se turnasen.

Eso sí, a partir de 2013, con su traslado a las vías de Alta Velocidad, estos Alvia destino Santander y Gijón eternizaron su paso por Madrid. Ahora, desde que llegan a Atocha hasta que parten de Chamartín transcurre una hora.

Siempre viene bien recordar la verdad y los datos fidedignos. Para los desmemoriados.

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