Exactamente un día como hoy, un 15 de mayo de hace 200 años, se publicó la creación de la Diputación de Alicante, una institución que desde entonces ha crecido y evolucionado a la par que lo ha hecho nuestra sociedad…

Con determinación. Con sentido de la responsabilidad. Con voluntad de prosperar, pero siempre respetando nuestras tradiciones, nuestros símbolos, nuestra idiosincrasia.

Decía el intelectual, escritor y filósofo español José Ortega y Gasset que «solo es posible avanzar cuando se mira lejos. Solo cabe progresar cuando se piensa en grande». Y yo añadiría que solo se consiguen ambas cosas, avanzar y progresar, cuando se actúa desde lo local…

Cuando entendemos que las grandes gestas surgen de momentos concretos, de acciones particulares, de personas que en su día sumaron esfuerzos y sinergias desde esferas de cercanía.

En ese camino de pensamientos y de acciones, y en el entramado histórico del régimen liberal y constitucional de 1812, «La Pepa» nos regaló el surgimiento de las diputaciones provinciales.

Un proyecto que años más tarde se completaría con la creación de nuestra provincia y con su delimitación territorial.

Durante estos dos siglos de existencia de la Diputación de Alicante son muchos los avatares políticos, sociales y económicos que se han sucedido y numerosos los trances que hemos tenido que superar como provincia.

Conocer, pero, sobre todo, entender las vicisitudes de nuestro pasado nos ayuda indefectiblemente a transitar nuestro presente y a vislumbrar nuestro futuro.

Porque solo siendo generosos con la visión del mundo que tuvieron nuestros antepasados, aquellas mujeres y hombres que nos precedieron y que se embarcaron en pequeñas o grandes hazañas para mejorar nuestras vidas…, solo empatizando con sus decisiones podremos dejar en herencia a las nuevas generaciones un camino adoquinado de libertades, exento de imposiciones e insolidaridad y guiado por el progreso y la igualdad de oportunidades.

También solía ahondar Ortega y Gasset en el hecho de que “las ideas se tienen y en las creencias se está”. Ambas nos han llevado al punto de madurez política y social que gozamos en la actualidad, porque el ser humano sin ideas no ejecutaría acciones, y las acciones sin revestirlas de valores ni principios, sin barnizarlas con las convicciones éticas que aplicamos en la praxis cotidiana, no tendrían consistencia ni perdurabilidad en el tiempo. No calarían en la ciudadanía, ni se impregnarían en nuestra vida.

El mayor reto al que se enfrentan actualmente las diputaciones del siglo XXI es frenar la despoblación, el desapego a vivir en el interior, con la consiguiente masificación de ciudades y núcleos costeros.

De los 141 municipios que conforman nuestra provincia, 88 de ellos cuentan con una población por debajo de los 10.000 habitantes.

Un escenario que nos aboca a focalizar nuestras ayudas y convocatorias en el desarrollo de infraestructuras, de instalaciones culturales y deportivas, de programas sociales, de conservación del entorno y medio rural y de optimización de las conexiones viarias de nuestras localidades. Porque la Diputación de Alicante es un plan contra la despoblación en sí misma.

La mayor parte de nuestro presupuesto anual está destinado a pueblos pequeños y eso nos convierte en un fondo permanente de cooperación, en la administración más atenta con los ayuntamientos y en la que resuelve sus demandas de manera más efectiva y rápida.

Las diputaciones provinciales, pese a quien pese, no son instituciones anquilosadas en el pasado, ni administraciones estáticas alejadas de la realidad. Son espacios de proximidad… organismos ágiles… cercanos.

Son centros de gestión directa desde los que se promueven políticas efectivas que imprimen la estabilidad requerida por los ayuntamientos para reforzar y vertebrar el territorio… Para contribuir a una equilibrada y estratégica posición competencial.

Quien esté en contra de las diputaciones, quien pasadas estas décadas aún no quiera entender el papel tan crucial e imprescindible que desempeñan en nuestra cotidianeidad, no merece estar en ellas.

Porque es un juego absurdo y peligroso querer destruirlas y finiquitarlas desde dentro o desde otras instituciones que intentan estrangular nuestra autonomía y nuestra libertad de acción y decisión, limitando nuestros movimientos y asfixiando nuestro presupuesto.

Somos el sostén de los ayuntamientos y de cientos de alcaldes y ediles que nos confían lo más importante que gestionan a diario, el bienestar y la seguridad de las personas.

Si de algo estoy especialmente orgulloso durante mi mandato en la corporación provincial es del consenso alcanzado con todos los grupos políticos de la Diputación para sacar adelante los planes y programas inversores más importantes de la legislatura.

El diálogo siempre propicia entendimiento y fomenta la moderación. Así lo he aplicado también en el contexto político con otras administraciones.

Reclamar y perseguir nuestro legítimo reconocimiento en la estructura autonómica, propugnar que se nos respete y se nos dé nuestro encaje como provincia y confiar en que se escuchen nuestras demandas y sensibilidades son reivindicaciones que han marcado, y siguen haciéndolo, mi hoja de ruta al frente de esta institución.

Durante todos estos años la provincia de Alicante ha experimentado un notable y fructífero crecimiento. Nos hemos convertido en uno de los territorios más prósperos de España, con uno de los mayores índices de Producto Interior Bruto del país y con un elevado exponente de exportaciones internacionales.

Esta circunstancia nos impulsa a seguir demandando lo que merecemos por derecho… Una financiación justa para completar y apuntalar nuestro mapa de infraestructuras y nuestras dotaciones culturales, asistenciales y sanitarias.

No cejaremos en nuestro empeño de exigir una posición singularizada en el engranaje comunitario, por nuestro más que significativo peso en la economía autonómica y nacional. Porque haciendo grande a la provincia de Alicante hacemos grande a la Comunitat Valenciana y a España.

Y en esas reivindicaciones el AGUA ha sido, es y seguirá siendo, la principal de nuestras fortalezas, ya que forma parte de la esencia de un territorio que es la huerta de Europa. El trasvase Tajo-Segura es irrenunciable. Y lo diré alto y claro cuantas veces sea preciso. Pero no solo bastan las palabras. Los hechos importan mucho más.

La Diputación de Alicante es la única institución que siempre ha estado al lado de regantes y agricultores defendiendo sus intereses, apoyando sus reivindicaciones y velando por las miles de familias que dependen del agua en nuestro territorio. Y en esa lucha seguimos, más fuertes y convencidos que nunca….

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Para terminar, me gustaría honrar la impronta que dejaron en esta institución el centenar de corporaciones provinciales y presidentes que nos precedieron y que dieron lo mejor de sí mismos para alcanzar el bienestar del que hoy somos beneficiarios.

Uno de esos presidentes comprometidos con la provincia y con el municipalismo, valedor de nuestras potencialidades y con una extraordinaria visión de futuro fue Pedro Zaragoza Orts.

Hijo Predilecto de Benidorm y alcalde de esta ciudad durante casi dos décadas, Hijo Predilecto de la Provincia de Alicante, diputado provincial y presidente de esta corporación, suya fue la premisa «Alicantinizar la provincia. Provincializar Alicante».

El destino, que en ocasiones no es caprichoso sino bien juicioso, ha querido que justo también hoy, 15 de mayo, se conmemore el centenario de su nacimiento, que aconteció en su querida ciudad en 1922.

A él, como a tantos otros presidentes y diputados, les debemos no solo nuestro respeto y admiración, sino el crecimiento de nuestros pueblos y ciudades.

Por ellos, por nosotros y por las futuras generaciones, debemos seguir trabajando en los nuevos desafíos que se nos presentan: la sostenibilidad, la digitalización, la innovación, la repoblación rural, la mejora de la sanidad, de los servicios…

Nos queda mucho por hacer… Con voluntad, unión y, sobre todo pasión, tan necesaria en nuestro día a día, lo lograremos. Para que, dentro de otros 200 años, quienes tomen nuestro relevo sientan el mismo orgullo que sentimos nosotros hoy.