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La máxima atención mediática de la visita de Juan Carlos I a España

El emérito cogía el avión de vuelta a Dubai a las cuatro de la tarde. Y ahí está la clave. La hora es el mensaje. Las cuatro de la tarde. O sea, de sobremesa, nada. Aquí se almuerza pronto, a lo anglo, se toma uno un cortadito rápido y para el aeropuerto a las dos para ir con tiempecito. Ayer a las dos de la tarde caía un solazo sobre Madrid que era capaz de acabar con cualquier régimen. Monárquico, republicano e incluso régimen para ponerse a dieta y poder evolucionar con decoro en la playa o en la piscina comunitaria. Un calor como para hartarse de gazpacho o porra, con su pan migao y su buen aceite, no muy dietético pero sí nutritivo y refrescante. No sabemos qué le dieron al emérito de almorzar, no parece un hombre muy de espárragos plancha, pero sí es verdad que tal vez venía harto de marisco de Galicia. A lo mejor algún edecán de La Zarzuela recordaba los gustos eméritos, lo cual tiene mérito, y dio orden de preparar algo del gusto de Juan Carlos.

El Gobierno se mostró «muy incómodo» con esta visita, ni que hubieran tenido que alojarlo en Moncloa, donde a lo mejor de tantos asesores cómo tienen en nomina ya no hay cama para tanta gente, cosa que predijo en su día Celia Cruz.

El emérito alberga una disonancia entre lo que él cree que pasa y lo que ocurre ciertamente. No opina que deba explicarse ni que merezca tanta atención mediática. Aquí hemos montado un circo y más que los enanos nos han crecido las preguntas. Los reyes siempre quieren ser amados o temidos, ahí está la disyuntiva maquiavélica, pero Juan Carlos seguramente quisiera ser indiferente. Ir y venir inadvertido. O mejor, desapercibido, que no sabemos si es cuando no te aperciben o cuando no te perciben.

El emérito ha vuelto a Dubai con el almuerzo en la garganta, sin sobremesa ni licorcito ni quédate un ratito más. Un hombre sin siesta no es el rey de su casa. Cenará a solas o vaya usted a saber. No sabemos qué menú, pero a poco que sea decente se comerá la cabeza. Y se preguntará cómo ha llegado hasta esto. En avión.

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