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Antonio Cuevas

Educación sexual: ¿para cuándo?

La vacuna experimental del VIH.

Educación Sexual: ¿para cuándo? Cuando apareció el VIH en Occidente en los años ochenta se "descubrió" su ausencia, una asignatura pendiente siempre postergada. Faltó voluntad política y hubo mucha resistencia a la misma: prejuicios muy interiorizados y muy antiguos se oponían de manera radical, prejuicios que hoy también se manifiestan. Hablar de sexo con niños y niñas sería descubrirles la existencia de la sexualidad. Los humanos la descubren desde el vamos aún antes de ponerle nombre porque está presente en el cuerpo, en la inteligencia, en el deseo. Ahora, desgraciadamente, muchos menores tienen acceso a la pornografía, a una sexualidad violenta, machista, promotora de infames manadas. En los ochenta se empezó a reconocer públicamente la necesidad de hablar de sexo para atajar una pandemia que sacudió a todos: la del VIH/Sida. Y hubo que hablar de prevención y de algo tan estigmatizado como el condón: el Ministerio de Asuntos Sociales lanzó la campaña "Póntelo pónselo" que escandalizó a los sectores más conservadores que recurrieron para que fuera prohibida (gracias a la lentitud de la Justicia se prohibió cuando ya se había realizado, con mucho éxito. Diversas ONGs la incorporaron en sus actividades).

La Educación Sexual sigue ausente en el ámbito escolar. No es suficiente que algunos docentes den charlas sobre el tema, a pesar de las quejas de padres y la oposición de la dirección de algunos institutos. Diversas organizaciones dan charlas al alumnado, pero una charla no cambia hábitos ni actitudes, no educa. No se enseña una asignatura con un par de charlas al año. La Educación Sexual exige un espacio concreto, personal preparado, evaluación de lo que se ha transmitido. Solía pasar y pasa, que se permite dar una charla pero sin mostrar los preservativos y explicar cómo se utilizan.

El sexo sigue siendo un tabú, en una sociedad tan sexualizada. Los humanos cuando son fetos descubren el placer, se chupan encantados los dedos de los pies. Los menores descubren en sus cuerpos que tienen sexualidad y es obligación de los adultos orientarlos, informarles y podrán entonces distinguir lo que les trasmiten en la familia y en la escuela, de lo que se enteran en la calle y en las redes.

Si una niña o un niño pequeños se masturban, que nadie diga que son unos degenerados y no se quedarán ciegos, lo hacen porque les gusta. Freud, tan indiscreto, definió a los niños como perversos poliformos, sin ánimo de ofender... 

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