Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Recetario antisofoco

Área de Pediatría de un centro de salud de la provincia, en imagen de archivo AXEL ALVAREZ

Me acerco al centro de salud y comento que querría una cita con el de cabecera al que creo no conocer. Desde que nos enfundamos la mascarilla donde me mantienen a raya es en dos plantas del hospital, recetas de la media docena de pastillas diarias incluidas, un registro que me llena de esperanza en alcanzar las nueve con las que mi madre se fue hasta los 98 envuelta en una calidad de vida que confío en heredar. Me dan cita y sí, el doctor es otro. Le destripo el mal cuerpo y los sofocos. En el transcurso del interrogatorio sobre lo que me he metido por el cuerpo en los últimos días le confirmo que el par de debates íntegros más unos cuantos de los locales sobre la realidad de allá abajo. Me calma y añade: «Demasiado bien le veo».

El dictamen tiene una explicación. De cara a lo que se avecinaba me vacuné a base de bien. Nada menos que en tres ocasiones con cargas de dramaturgia exquisita por si las moscas. La primera proporcionada por Carlos Hipólito quien, zambulléndose en «Oceanía», abraza el testamento artístico y vital de Gerardo Vera con una sencillez y de una forma tan cálida que le confiere al legado credibilidad aumentada. La segunda propinada por Blanca Portillo. ¡Qué chute! Su interpretación en «Silencio» sobre el texto del discurso de Juan Mayorga de ingreso en la Academia es una barbaridad. Pero aun así sabía que necesitaba una de refuerzo.

Puesto que iba a arrancar la campaña debía contener... Y teniendo a Alberto San Juan con «Poeta en Nueva York» ríete de AstraZeneca. Escuchas esos textos y martiriza pensar en cómo esta tierra se lo quitó de en medio. De no ser por su estruendoso esplendor ignoro cómo hubiese podido digerir las apariciones de quien propuso al presidente andaluz ser su vice en un despliegue de insolencia, ignominia y cerril ignorancia de todo cuanto se cuece. De haberlo podido presenciar, esta vez Federico se habría quedado en Harlem.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats