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Antonio Sempere

El Teleadicto

Antonio Sempere

À Punt en su burbuja

Un operador de cámara de À Punt, el mes pasado en el Rico Pérez. RAFA ARJONES

La técnica es vieja. Los hábitos permanecen intactos. À Punt se dio un garbeo por las fiestas de Alicante con el único fin de caer bien, y con el afán subrepticio de la autopromoción. Hablaron de su Racó, de su premio de la crítica y de su calendario de retransmisiones, y lo publicitaron hasta la saciedad en los informativos, convirtiéndose en protagonistas: las Hogueras somos nosotros.

Qué pena que À Punt sea un ejemplo palmario de potencia sin control. Toda una virguería técnica al servicio de bien poco. Créanme si les digo que lo más espontáneo que escuché en todas las horas de emisión en directo fueron las palabras de la colaboradora habitual Reyes Martí. Primero, cuando aludió a la alegría que le daba ver a las mujeres representantes de las tres provincias juntas a punto de comenzar la mascletá. Y segundo, cuando confesó que a ella no le convencía nada trasladar los disparos a la zona Volvo: en un lugar tan abierto se pierde el sonido.

Pues bien, como si hubiesen oído llover. Los comentaristas de À Punt hicieron como que no habían escuchado nada. La palabra «provincia», como se sabe, no existe en el diccionario de la casa. Sólo las comarcas, o el sur. En cuanto a un posible cambio de ubicación de los disparos, lo último que iban a hacer es entrar en la más mínima polémica.

¿Cómo À Punt, que vive en un país inventado, iba a rozar siquiera tangencialmente un trozo de realidad? En fiestas menos que nunca. En junio han logrado un 3,2% de audiencia. Continúa siendo la tele autonómica pública menos vista de España.

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