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454 aniversario: una mirada matemática al origen del lugar del Raspeig

El Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig. PILAR CORTES

No siempre es posible conocer el verdadero origen de algunos pueblos y ciudades, pues en ocasiones permanece oculto tras un velo tejido por mitos y leyendas, arraigadas con tanta fuerza en el imaginario popular, que han sustituido a la verdadera historia: imposible de ser desvelada ante la ausencia de documentación que arroje luz sobre ella. Los orígenes de San Vicente del Raspeig participan de esa situación.

El relato iniciado en el siglo diecisiete acerca del origen de la ermita como germen del Lugar del Raspeig fue ampliado en el siglo dieciocho. Posteriormente, ya bien entrado el siglo veinte, los cronistas alicantinos añadieron nuevos hechos, en ocasiones fantasiosos, que completaron la historia y la convirtieron en una única verdad, a pesar de que no aportaron ningún documento que respaldase la historia construida.

En esencia, las crónicas alicantinas cuentan que en 1560 el caballero alicantino Pedro Maltés fundó y construyó a sus expensas una ermita en el pago del Raspeig dedicada a San Vicente Ferrer. Alrededor de dicha ermita se iría formando con el tiempo el Lugar del Raspeig.

Pero esta narración no es más que una fábula historiada que carece de fiabilidad y que no se ajusta a los verdaderos hechos históricos. Con el fin de aportar evidencias sobre la fecha de erección y finalización de las obras de la ermita del Raspeig; sobre la ubicación y traza de su planta y sobre los posibles intervinientes en el proyecto de construcción, nos hemos servido del método científico, de las matemáticas y del contexto histórico y social de la época que en aquel momento estaba marcado por el espíritu de la Contrarreforma. Es cierto que no disponemos de escritos civiles o religiosos, ni pergamino, documento o testimonio probado que nos oriente sobre el proceso de construcción de la ermita, pero no menos cierto es que tenemos a nuestro alcance un libro de piedra que podemos intentar leer: el edificio de la iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, templo levantado en el siglo dieciocho a raíz de la ampliación de la antigua ermita.

Las matemáticas (geometría, trigonometría) y la astronomía nos han ayudado a responder preguntas que nos formulamos acerca de nuestra historia. El espacio reducido de este artículo no nos permite exponer el extenso desarrollo de la investigación llevada a cabo, pero el lector interesado puede encontrarlo publicado en la Gaceta número 7 del Conclave S. Vincentius Ferrer Raspeii.

De dicha investigación, el resultado más importante, motivo de este artículo, es la efeméride de la fundación de la ermita de la que se cumplen 454 años. Un bonito número capicúa. Hemos podido datar que las líneas que marcaban los cimientos de la ermita se trazaron a la salida del sol (el orto) del jueves 17 de junio de 1568, día del Corpus Christi del calendario Juliano de dicho año, fecha que se correspondería con el 27 de junio del calendario actual o Gregoriano. El proceso de construcción tardó 22 años y finalizó en 1590, poco antes de la construcción del Pantano de Tibi.

El mensaje que oculta el replanteamiento de la ermita podríamos expresarlo del siguiente modo: “Esta ermita del Raspeig fue planificada en honor al Sacramento de la Eucaristía el jueves 17 de junio, día del Corpus Christi, del año del Señor de 1568”.

Para finalizar, debemos decir que del estudio también se desprende que esta antigua ermita del Raspeig, de 1568, no se construyó sobre ninguna otra construcción previa: ni una mezquita ni una sinagoga ni una torre de defensa, ni sobre la ermita dedicada a Sant Pons que menciona Montesinos en su manuscrito del siglo dieciocho Compendio Histórico Oriolano.  

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