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Luis Beltrán Gámir

Luis Beltrán Gámir

Procurador de los tribunales

Es indecente, gente sin casa y casa sin gente 

Desahucio por la fuerza de una pareja y sus dos hijas menores en La Florida Rafa Arjones

Alicante está llena de viviendas vacías y de personas que no tienen acceso a un piso, y cada vez hay más gente sin recursos que no puede pagar un alquiler, cuyo precio está subiendo de una manera descontrolada. En este diario vi que somos la provincia de España donde más han crecido los desalojos, y la cuarta en la cual los alquileres más han subido, según el magnífico artículo de Francisco José Benito del pasado domingo, de obligada lectura.

El número de denuncias por ocupación se ha casi duplicado de 2017 a esta parte, y es debido en cierta manera a la cantidad de pisos que se han adjudicado los bancos, mayoritariamente en las zonas deprimidas de la ciudad, por su pésima idea de dar hipotecas por un nominal muy superior al valor real de las viviendas, que están controladas por una mafia que explota a los más vulnerables. No criminalicemos al okupa, dudo que sea plato de buen gusto entrar en una casa ajena, y vivir en unas condiciones infrahumanas, y sé de lo que hablo, debido a mi profesión, he visto unas cuantas.

Ahora bien, según mi modesto criterio, no puede permitirse de ninguna manera que la gente se meta en casas ajenas. El artículo 33 de la Constitución garantiza la propiedad privada. Amigo morado, que te plantas en Óscar Esplá con pancartas antidesahucios ¿qué te parecería si cuándo vuelves de vacaciones te encuentras que te han reventado la puerta, han hecho un enganche eléctrico ilegal, piden un Glovo para justificar que viven allí, y te tienes que ir a vivir con tu prima de Novelda? Ni se te ocurra dejar de pagar el agua, el gas, la luz, o la hipoteca de tu casa, ya que en ese caso llegará un compañero mío y te demandará. Cuando recuperes tu hogar, estará destrozado. Si te toca el problema directamente ya no piensas lo mismo, ¿verdad? Recordemos que en Europa una vivienda ocupada es desalojada de inmediato.

Entiendo que hay que dar salida a todas las viviendas vacías, pero sin obligar al Estado, o a las comunidades autónomas, que se gasten el dinero de todos los españoles, bien en comprarlas, o en pagar un alquiler al banco propietario y luego cederla a servicios sociales. Me parecen muy acertadas, por cierto, las ayudas que dará el Ayuntamiento de Elda, según publicó INFORMACIÓN hace unos días.

Prácticamente no se construye vivienda protegida, ya que es infinitamente más rentable venderla en el mercado libre. No obstante, pienso que ahí sí que tendría que intervenir el Estado, garantizando un número de viviendas suficientes para personas de rentas más bajas. Aunque siempre habría algún "listo" como Ramón Espinar, ese portavoz de Podemos que vendió su piso protegido con una plusvalía de 30.000 euros, famoso también porque, tras solicitar en el Senado que se prohibiera la venta de Coca-Cola, se pidió luego un par para comer. Ay, Monchito, con lo malas que son las bebidas con gas...

Me quedo con la frase del alcalde de Viena: "ayudar a la gente a tener una vivienda en propiedad, es lo más democrático que hay". En España, no es que no puedan comprarse una casa, es que ni siquiera pueden pagar un alquiler a un precio razonable, que según leo supone el 40% del salario, y tienen que seguir con sus padres o meterse en una casa compartida con tres personas más a los que ni siquiera conocen. El divorcio entre salarios y vivienda es cada vez mayor. Salvo que seas ministro, que pagan un alquiler irrisorio, incluyendo suministros, por una vivienda de 300 metros en pleno centro de Madrid.

Termino con la canción de Silvia Pérez Cruz, cuyo estribillo da título a este artículo. ¿Qué sería de la vida sin música? Pues calcula la vida sin una casa donde poder escucharla, eso sí es indecente.

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