La conmemoración, en este año 2022, del setenta y cinco aniversario de la celebración oficial de las “Fogueres de Sant Vicent” es un buen motivo para reflexionar, desde una perspectiva global, sobre sus orígenes socioeconómicos, características, evolución y su relación con el modelo de ciudad y su futuro.

Si la Fiesta Patronal Sanvicentera era una expresión de una estructura económica agraria y rural, la fiesta de les Fogueres expresa el cambio socioeconómico hacia la industria y la urbanización; la cual se consolida entre los años 20 y 30 del pasado siglo. El calendario laboral deja de ser exclusivamente agrario y pasa a ser industrial. Las “Fogueres” representan el cambio y la “modernidad”.

De ahí que el nacimiento de las Fogueres, denominadas Fallas al principio, lo podemos situar en la referida década de los años 30 del pasado siglo. A imitación tanto de Alicante como de Valencia y no se puede separar su nacimiento del contexto en el cual nacen, no sólo la industrialización y la urbanización, sino también el movimiento republicano y un inicial carácter de fiesta “laica”. Si las fiestas patronales eran “cívico-religiosas”, las fiestas de fallas u hogueras son simplemente fiestas.

Son unas fiestas de verano, ocupan la pausa en un calendario laboral industrial y de servicios. La intención de los promotores es separarlas de las fechas de celebración de otras fallas u hogueras. Tanto de Valencia como de Alicante. Podían haberlas hecho coincidir con ellas en marzo o junio. El utilizar la fecha festiva del 18 de julio obedece a un sentido pragmático de aprovechar un día de fiesta; no tiene otra connotación. Ahora el día grande es un domingo de la segunda mitad de julio.

La guerra supone, obviamente, un paréntesis en su evolución. Se recuperan ya a finales de la década de los años 40; concretamente de manera oficial en 1.947. Y ese renacimiento representa una “recuperación o normalización” de la actividad económica, como demostrarían las cifras de población activa industrial en esos años.

Es un dato sociolingüístico relevante que el nombre de los distritos se denomine en “alicanti”: L’ Entrà al Poble, Carrer Machor, Carrer Nou ….La firma del alcalde del momento, José Canals Montoyo, avala con su firma y sello del Ayuntamiento la constitución de comisiones festeras.

Tanto los “llibrets” como el habla coloquial reflejan el nombre de fallas con el que se denomina a los monumentos. El programa de 1.957 anuncia el comienzo de las “tradicionales Fiestas Falleras”. En el diario Información, de fecha 18 de julio de 1.967, hace ahora cincuenta y cinco años, en su p. 17, información de la provincia, recoge una crónica sobre “la Festividad de las Fallas”, con el titular de “San Vicente. Comenzaron las fiestas. Hoy “cremá” de las Fallas”. Cuando anuncia el programa de las fiestas, en su último día nos dice: “a las 24 horas “cremá” de las hogueras, …quemándose la última aquella falla que haya obtenido el primer premio” (sic). Como vemos se utilizan las dos definiciones.

En la actualidad, las “Tradicionales Fiestas Falleras” han perdido parte de su esencia original y, por tanto, de su identidad. Su evolución, como ya dijimos cuando analizábamos las fiestas patronales y de moros y cristianos, nos indican la evolución socioeconómica del municipio y, por tanto, de su modelo de ciudad. Su nacimiento expresaba un cambio.

El “hecho festero” refleja el “hecho sociológico” y nos indica la ciudad que estamos contemplando. El marketing festero, nos indicaría que les Fogueres de Sant Vicent deben conservar su elementos propios, sus características y su identidad, evitando copiar y mimetizarse con otras si quieren ser un atractivo turístico y una fiesta de referencia en una sociedad global, con una mayor incidencia en la economía local.

Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿Cuál es el modelo de Fogueres de Sant Vicent?. ¿O mantener su identidad o mimetizarse con otras fiestas similares? En este último caso serían como un sucedáneo de otras fiestas de Hogueras; como de un barrio de Alicante. El Modelo de Fiestas de Fogueres nos indicará cual es el Modelo de Ciudad de la Corporación Municipal, más allá de la retórica, las frases hechas o las ocurrencias: Ciudad Dormitorio o Subcentro Metropolitano.