Nací a mediados de los 90 y lo que más recuerdo de mi infancia ilicitana son las barracas. Fueron las barracas de las primeras veces, los primeros conciertos, las primeras referencias musicales, las primeras salidas con amigos, pero, por encima de todo; las barracas significaron y significan, ese amor por lo ilicitano, por las tradiciones y por que tu ciudad sea un espacio amable, inclusivo y abierto.

Hace unos días, la ciudadanía ilicitana se despertó con que las políticas del PP habían absorbido al PSOE y a Compromís, a través de la privatización en los conciertos de la barraca popular. Si se repasan los hechos, fue primero el huerto de Travalon, luego siguieron los Centros de Salud, luego el Hospital del Vinalopó y ni hablamos del ocio que siempre ha estado condenado a las casas de apuestas o al césped de mezcla que tantos botellones ha conocido. No, no ha sido suficiente; ahora la concejala de fiestas, Maria Dolores Galiana, nos ha privatizado las fiestas: ¿Qué gana usted señora Galiana, con dejar a cientos de jóvenes empobrecidos fuera de las fiestas? Seguramente, lo mismo que su compañera Marga Antón cuando usaba a la juventud para hacer el trabajo de los técnicos de su Concejalía. La respuesta es NADA, no hay ningún beneficio, pero, aún así presumen de ser el partido de los trabajadores y son más casta que el barrio de Salamanca.

Van a hacer casi dos décadas de recortes. No hemos conocido, más que crisis económicas y pobreza. Esta generación está cansada y destrozada. De todas formas al gobierno local, la juventud les importa un comino. No escuchan nuestras demandas: ¿Donde hay locales autogestionados de ocio? ¿Cuándo van a abrir las salas de estudio? ¿Dónde y cómo van a cumplir los ambiciosos objetivos de ese plan de juventud hecho con el sudor de jóvenes esclavizados?. No solo nos roban el futuro, encima nos quitan las fiestas tras dos años de pandemia. Aunque, admitámoslo que fastidien las fiestas, en su marco neoliberal, no es un problema. La juventud ha aprendido a montar fiestas en cualquier lugar.

Lo más increíble de esta situación en pleno siglo XXI se resuelve con esta pregunta: ¿Saben ustedes que la mujer es la mitad de la humanidad o son idiotas? El cartel presentado por la concejala tuvo como novedad principal no contar con ninguna mujer, no acabo de entender, sé si ha sido un guiño a Vox para que no se quejen o que nos han mentido sobre ser un partido feminista.

Teniendo grandes mujeres en el panorama internacional y nacional, cómo Chanel Terreros, Rosalia, Rozalen, Aitana, Samantha, Karol G, Lola Indigo, ninguna persona feminista entiende un cartel en el que todos los artistas son hombres y no es un ataque, pero con el precio de traer a Melendi, traes a Rosalía y lo petas. Cada día parece que demuestran que en su partido, no son feministas ni tienen formación sobre el tema, sino que son simples herramientas del patriarcado.

¿Cuento algo? La juventud está harta. La juventud ha perdido la confianza en los partidos y en las instituciones, y además heredan un planeta quemado y retrocedido en valores. Sabes qué les diríamos si pudiéramos: Hasta luego, maricarmen. Tan difícil es dar cauce a las cuatro cosas que demanda la juventud: ocio digno, trabajo, igualdad y servicios públicos. Se sabe que son incapaces, dentro un año, en las elecciones, se darán cuenta de que el Club Rotary no es la apuesta ideal. Ojala, el año que viene los concejales actuales no estén sentados en un banco de la oposición y diciendo: ¿Y pa cuando la Rosalia?