“A la liberación sigue una nueva sumisión. Este es el destino del sujeto, que literalmente significa “estar sometido” dice el filósofo Byung-Chul Han en el primer párrafo de su ensayo “Psicopolítica”.

Una mirada, la del surcoreano, muy interesante. Señala que hemos transitado desde el régimen biopolítico, donde el poder del soberano era el poder de disciplinar a través de la espada y la forma de estructurar el poder era basado en conocer los datos biológicos de los sujetos (tasas de natalidad, mortalidad, nivel de salud, etc.), hacia el régimen psicopolítico donde “el poder del disciplinamiento corporal cede ante la optimización mental”.

Atribuye al “neoliberalismo” que, al haber liberado a los cuerpos de los procesos productivos inmediatos, la sociedad se convierte en una sociedad de la mente porque ahora lo que se explota es la psique.

Así, la psicopolítica es una “política inteligente” porque logra agradar en lugar de someter. Y bueno, tenemos un claro ejemplo en las campañas políticas donde se presenta al candidato más simpático, con más labia porque ello supone la conquista de votantes superficiales que valoran eso más que las competencias técnicas demostradas y la alta moralidad requerida.

Desde aquí, podemos entender que las formas de sometimiento de las masas ya no serían mediante el uso de la fuerza, sino como diría Huxley “una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”.

Este tema es en el que convergen mi formación como sociólogo, mi amor por la libertad y la necesidad de transmitir ideas que nos hagan entender que el sometimiento de hoy, es mediante la manipulación de emociones como el miedo, la rabia, la creación de falsos dilemas morales, la imposición de ideas de minorías con el uso de publicidad para hacerlas pasar por ideas de las mayorías, entre tantas otras formas.

Una sociedad idiotizada por el uso de pantallas que recaba en la sociedad perfecta para ser manipulada a través de las mismas, llevándonos solos a ponernos las cadenas.

Las redes sociales son un buen medio de comunicación, pero a su vez pueden tener el efecto de una jaula intelectual. Y, sobre esto, ya en la Universidad de Ulm se demostró que las personas que revisan Facebook con mayor frecuencia desde sus smartphones, suelen tener menos sustancia gris en el área relacionada con las recompensas. Los participantes que abrían la aplicación de Facebook con más frecuencia y aquellos que más tiempo pasaban en Facebook tenían un volumen menor de materia gris en el núcleo accumbens. Anteriormente en la Universidad de California también se observó que la adicción a Facebook activa las mismas zonas que la cocaína, haciendo además que los individuos respondan más rápido a señales de esta red que a cualquier otra señal encontrada en la calle. Drogas que inhiben la recaptación de dopamina, como la cocaína, o aumentan su liberación, como las anfetaminas, incrementan la vigilia y tienen un marcado reforzamiento positivo, base de su alto valor adictivo. ¿Por qué el vino caro parece tener un mejor sabor?, ¿cómo es que productos idénticos son percibidos diferentemente debido a diferencias en el precio?, Sin embargo, el placer es capaz de promover dependencia y comportamientos peligrosos (toxicidad motivacional), deteriorando los mecanismos de flexibilidad con pérdida del control conductual.

Retomar la idea del hombre masa de Ortega y Gasset es, a mi parecer, clave para poder prevenir la manipulación de las personas, tomar conciencia de que el capitalismo nos ha otorgado la posibilidad de tener trabajos diferentes a los que se existían hasta antes de la Revolución Industrial, pero que ese tiempo libre debería ser ocupado para cultivarse a uno mismo en lugar de idiotizarse. Eso ahuyenta el victimismo además, porque el ser humano se hace cargo de su destino, en el que, he llegado a pensar que mucha gente siente miedo frente a la libertad. Creo que se debe, en un nivel básico de análisis, a la responsabilidad que implica y los riesgos que se deben asumir. Siempre será más "cómodo" descargar la culpa en otros y "don sistema" es perfecto para este fin.

Es la paradoja de la libertad, porque ser libres implica asumir sobre los propios hombros la responsabilidad, no de las circunstancias, sino de lo que haces con ellas. Por eso, a otro sector de la población le gusta el colectivismo, donde el individuo se pierde en la masa, en la que no sólo se diluyen las brillanteces singulares, sino también las miserias y los fracasos.

Sin duda, debemos reorientar la educación hacia el cultivo del pensamiento crítico. En caso contrario, estaremos expuestos a la peor pandemia.