RNE recoloca a Pepa Fernández a los fines de semana, tras sus tres años haciendo las mañanas. En su lugar coloca a la televisiva Samanta Villar, la periodista a la que conocimos gracias a los programas sensacionalistas de Cuatro. Nos enteramos por los confidenciales y la verdad es que el cambio, por contraste, no puede ser más desolador.

RNE lleva toda esta operación con secretismo y no dejan anunciar a Pepa Fernández su nuevo destino, No es un día cualquiera. De este modo, sus oyentes, con los que establece un vínculo intenso, vivieron los últimos días de emisión de De pe a pa con verdadera angustia. Daba pena leer las redes sociales del programa. Pepa se había despedido de algunos colaboradores con el socorrido «en algún lugar nos volveremos a encontrar», lo que dio pie a que muchos de los fieles barruntaran que su espacio radiofónico de cabecera estaba finiquitado. La radio, tan transparente, evidenciaba que para Pepa ese fin de etapa tenía sabor a fracaso, como un café de despedida con un ex.

¿Acaso no saben programar en RNE con luces largas? ¿Tan poca paciencia tienen? En todo caso, con las cifras del EGM no tiene que verse señalada Pepa Fernández, siempre excelente, sino una audiencia cada vez más adocenada e inculta. Pocas comunicadoras pueden estar tan satisfechas como Pepa por el legado que deja tras sus 20 temporadas los fines de semana más las tres de radio matinal.

Ahora el estupendo Carles Mesa se encargará de las tardes, tras hacer No es un día cualquiera desde 2019. Teniendo en cuenta que los menores de 30 años ya no escuchan radio convencional, veremos qué tal sientan estos cambios en RNE.