La información es poder. Es una frase que estamos hartos de escuchar, pero no por eso es menos cierta. Desde las instituciones públicas tenemos la obligación de ofrecer la información que sea útil y beneficiosa para los ciudadanos. Por ello, desde la concejalía de Igualdad ponemos en marcha una campaña de información, concienciación y sensibilización sobre la sumisión química que alicantinos y visitantes podrán ver desde el 1 de agosto hasta el 30 de septiembre en medios de transporte, la estación de ADIF y la sede de nuestra concejalía, en la Casa de la Festa.

No se trata de ser alarmistas ni de generar temor. Más bien al contrario. Queremos que la población conozca los síntomas que provoca esta agresión cobarde y, lo más importante, sepa cómo actuar y dónde acudir en caso de haber sido víctima de este delito.

No podemos sustraernos de una realidad que está en la calle. Bien es cierto que afortunadamente en Alicante no vivimos una problemática en este sentido que sí se está produciendo en otras grandes ciudades españolas. Pero no por ello podemos mirar hacia otro lado y actuar con negligencia en la prevención, uno de los pilares de las políticas públicas.

Como concejala de Igualdad mi principal labor y las acciones que impulsamos desde la concejalía van encaminadas a lograr una igualdad real y ésta no puede darse si la balanza se desequilibra en cualquiera de los aspectos de la vida de la mujer, ya sea en el ámbito laboral o en el del ocio. Conocer la realidad nos debe proporcionar al mismo tiempo las herramientas para prevenir situaciones que derivan en abusos para tratar de evitarlas mediante la educación y la concienciación. Que la sociedad tome conciencia de un problema es el primer paso para solucionarlo. Así, con esta campaña que emprendemos nuestro objetivo es doble. Por un lado, informar a la población de en qué consiste la sumisión química, cómo se produce, qué sintomatología lleva aparejada y dónde acudir si se tiene la sospecha de haberla sufrido. Por otro, dar visibilidad a una problemática que precisamente por sus características puede quedar oculta en muchos casos.

La sumisión química está detrás, cada vez más, de agresiones sexuales en el ámbito del ocio, aunque también se emplea para anular la voluntad de la víctima con el fin de cometer un robo. También los hombres son víctimas de estos delitos, pero es cierto que la alarma social ha saltado por el incremento de agresiones a mujeres jóvenes.

Como decía, conocer esta realidad es el primer paso para ponerle coto y evitar que se expanda. Por eso, animo desde aquí a la ciudadanía a tomar conciencia y a informarse para que entre todos seamos capaces de poner fin a este ataque contra las libertades más elementales de las personas.