Cuando en 2010 el diplomático francés Hessel escribió el libro titulado ¡Indignaos! reflejaba un movimiento social, especialmente de jóvenes, de protesta y de rebelión pacífica contra el estado de cosas de la globalización, establecimiento del poder de un capitalismo competitivo e inhumano, de una desigualdad social y una lejanía de la clase política de los verdaderos problemas de los ciudadanos. Y fueron apareciendo lo que llamamos populismo de izquierda, como fue el movimiento del 15 M madrileño, con la ocupación de plazas públicas de carácter permanente y reivindicativo y de protesta, y su continuación con el partido de Podemos, en Italia apareció el Movimiento 5 Estrellas (M5S), y en Grecia el partido Syriza.

El populismo es un movimiento de los indignados socialmente que en principio parten de que no son de izquierdas ni de derechas, sino que están con los de abajo frente a los de arriba o del establecimiento del poder, que consideran a los partidos políticos como una casta aislada frente al pueblo, propugnando una democracia más directa, de calle, de barrios, de manifestaciones y asociaciones de los ciudadanos. Podemos, evolucionó hacia un partido de izquierda pro eurocomunista y exigiendo una participación en el gobierno social demócrata del PSOE, votando en contra del mismo hasta que le tuvo que concederle la vicepresidencia y varios ministerios, funcionando con bastante normalidad este gobierno de coalición. En Italia, el movimiento de las 5 estrellas, siempre ha tenido un fondo anarquista, al más puro populismo, lo mismo se alió con la derecha que con la izquierda, su popularidad ha disminuido mucho. En Grecia, Syriza que tomó un rumbo del partido radical de izquierda tanto social como económicamente, se enfrentó a las directrices de la Unión Europea, al final tuvo que ceder y convirse en un partido moderado socialdemócrata.

Pero el problema de la inmigración, el de los nacionalismos, y de la crisis económica más o menos permanente, ha dado lugar a que el movimiento de los indignados se desplace hacia la derecha y la ultra derecha. Aquellos que se encuentran en paro permanente, sin salida para el futuro para ellos y para sus hijos, alimentados por el odio de partidos xenófobos y racistas, ha dado lugar en América al triunfo de Bolsonaro en Brasil, y el de Trump en Estados Unidos. Por su parte en Europa, igualmente hay un movimiento de extrema derecha que se concreta en Francia en la Agrupación Nacional de Marie le Pen, en España por el partido de VOX, en Italia ha parecido igualmente la ultraderecha de los Hermanos Italianos, quien después de la última crisis de la dimisión del primer ministro Mario Draghi, parece que pueden gobernar en Italia con su nueva figura política de Giorgia Meloni.

En España, según las encuestas de opinión, se está pasando de los indignados a los desengañados de la política y especialmente de la política de izquierda, así que se abstienen o votan a la derecha o ultraderecha. En este grupo están comprendidos, las familias que apenas llegan a fin de mes, a los parados de larga duración, y por la grave inflación el grupo de mujeres de amas de casa y familias numerosas que también desconfían de las medidas contra la inflación del gobierno socialista de coalición y votarán a la derecha, así como los mayores de 65 años, aunque el actual gobierno es el único que ha garantizado la actualización de las pensiones conforme el índice de precios de consumo. El sector de la izquierda sufre una gran abstención, y sufre disminución la ultraderecha, pues el partido del PP ha asumido tanto posturas de una derecha dura, como hacia el centro, como demuestra el gran éxito que ha tenido en las elecciones andaluzas.