Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vicente Vera Esteve

Gilda y el tungsteno

Rita Hayworth en Gilda

La mayoría de las personas más allegadas a mi persona saben de mi pasión por la cinefilia. De modo que en esta oportunidad intentaré conciliar el cine con la economía. A lo largo de este verano canicular he tratado de ver algunas de las películas encuadradas dentro de un marco de cine clásico más representativo.

En este nuevo afán periodístico me he decantado por una de esas películas que cuando la vi por vez primera me atrapó y me envolvió de tal manera toda su trama, especialmente su calidad cinematográfica y lógicamente por la brillantez en la interpretación sus actores y actriz principal. Sin mayor dilación les confieso que estoy hablando de GILDA (1946), estrenada en España en diciembre de 1947. En plena posguerra y con un público ávido por ver buenas películas y mejores intérpretes, en este caso la belleza de Rita Hayworth se llevó la palma causando un gran estruendo publicitario durante su estreno y salvando milagrosamente la censura.

El director Charles Vidor contó como hemos comentado, con la americana Rita Hayworth y Glen Ford como actores principales. Me falta un tercer personaje al que necesito presentarles para explicar la historia que me interesa transmitir, el actor George Macready dando la talla a su siniestro personaje Ballin Mundson.

A todo aquel que recuerde haber visto alguna vez esta cinta no se habrán olvidado de una de las secuencias más trascendentes de la misma; situamos en el plano a Ballin Mundson y Johnny Farrell, inician un dialogo con cierta vehemencia y persuasión acerca del mineral tungsteno o también conocido por wolframio, elemento químico estudiado por todos en los libros de Química en el bachillerato. Hablan del tungsteno y de las patentes. Se trata de una secuencia en la que relata con clara maestría los conceptos de trust, monopolio, competencia y estrategia de mercado sobre una materia prima muy relevante para la industria militar de aquel momento, final de la Segunda Guerra Mundial. Toda la trama se desarrolla en Buenos Aires, capital a la que huyeron nazis en busca y captura.

En esencia y para abreviar, el propietario Mundson le desvela a Farrell que es miembro de un trust internacional que comercializa con el wolframio y dispone de sus patentes para controlar su producción mundial. Razonándole que controlando un determinado material estratégico se puede dominar el mundo.

Magistral corolario sobre la importancia del control de una materia prima. En los tiempos convulsos que estamos viviendo ahora nos ocurre algo muy parecido con el famoso gas que controla Putin y pretende asfixiar a Occidente perjudicando el estado del bienestar al que estábamos acostumbrados.

En España se nos dice que contamos con la garantía a corto y medio plazo en cuanto al control de la cotización de la materia en el mercado ibérico Mibgas aunque se ha encarecido un 50% en los dos últimos meses, menos de la mitad que en el mercado Title Transfer Facility (TTF), principal suministro para el resto de la Unión Europea. Para saber más: www.mibgas.es y también muy interesante: www.naturalgasintel.com/ttf/

Como le ocurría a Farrell en la película no entendemos nada del trust ni de los monopolios de materias primas necesarias para el consumo de las familias y de las empresas. Ahora nos toca volver a recordar amargos tiempos pasados de restricciones y carestía de de la cesta de la compra vía aumento en espiral de la inflación de costes y precios. Racionalizar el consumo energético y puesta en práctica de alternativas de producción eléctrica y de ahorro gasistico.

Sí que me gustaría sugerirles dos cosas: que revisiten la película que se ha comentado en estas líneas, y que además la mítica y hoy políticamente incorrecta bofetada que recibe Gilda en su película, Occidente pueda muy pronto devolver con la misma moneda a los responsables últimos de esta histeria e irracionalidad económica y política.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats