El propio Antonio Banderas anunció en el Festival Starlite de Marbella que Las tres puertas tendrá segunda temporada. La noticia es buena, pero hay que advertir que el programa presentado por María Casado aterrizará en La 2, la que desde esta columna comentamos que hubiese sido desde el principio su espacio natural.

Tal como está La 1, confundida en su estrategia comercial de programación como una cadena privada más, un espacio como Las tres puertas molestaba a sus resultados finales. Como también lo hacía Las claves del siglo XXI. A los gestores de La 1, con el nuevo director de antena al frente, lo que le interesa son los eventos con pegada fuerte para que sus audiencias sean competitivas.

¡Ay, señor, competitivas! Aunque la publicidad esté defenestrada desde 2010. De este modo La 1 acogerá el Mundial de Fútbol de Qatar a finales de año y la Eurocopa alemana de 2024. Eventos que en cualquier caso los aficionados podrían ver en las cadenas privadas, que se los quitarían de las manos. En contrapartida, al gastar cantidades tan prohibitivas en comprar estos derechos, las arcas quedan vacías para emprender proyectos que estarían mucho más en línea con lo que debe ser una televisión pública. Lo que hemos comentado muchas veces: es el mundo al revés.

Esto también afecta a La 2, que se ve obligada a bajar varios escalones su grado de exigencia. La audiencia, cada vez más adocenada, no quiere pensar, como ha demostrado este verano. Con una programación repetida a coste cero para salir del paso, ha logrado sus cifras históricas más altas. Cualquier intento de subir el listón de calidad supondrá sacrificarlas. Los jefes lo saben. Porque por desgracia, incluso en La 2, las audiencias importan.