Oportuno y cierto se me antoja el reciente artículo de Guadalupe Arana en INFORMACION sobre la discriminación y degradante trato que sufren muchos pensionistas en su relación con las entidades bancarias, pormenorizando las penosas y desagradables odiseas a las que han de sucumbir cada vez que entran en una de esa oficinas decoradas con blandas moquetas y preciados materiales. No están de acuerdo con que se les ponga un impuesto de solidaridad con la crisis pero posiblemente sí estarían conformes que el Gobierno las nombrara “entidades vulnerables”. De broma.

Ahondando en el tema expuesto por la Sra. Arana deseo indicar que si bien el pasado mes de Julio fue el barrio alicantino de Virgen del Remedio el que se manifestó contra la situación que sufrían con la única oficina bancaria que había quedado allí, ahora es el centro neurálgico de la capital, el denominado “ ENSANCHE”, el barrio quizá más céntrico y comercial de la ciudad y en el que abren sus puertas los más famosos almacenes comerciales, limitado por las Avenidas de Ramón y Cajal, Eusebio Sempere, Oscar Esplá, Maisonnave y Gadea, ¿les suenan éstas calles?, el que va a quedar como cualquier otra localidad de la llamada España vaciada”. Caixabank ha cerrado su oficina de Pintor Aparicio con Arzobispo Loaces, ha clausurado y trasladado su cajero de Ramón y Cajal,16 y el Sabadell ha cerrado por vacaciones y durante todo el mes de Agosto su oficina de Gadea con calle Italia, presagio quizá de que a ésta sucursal le puedan quedar dos peladas. Si ello se cumpliera, el citado barrio quedaría despojado del servicio de dos bancos situados entre los cuatro más importantes del país y cuyas sedes sociales radican precisamente en nuestra Comunidad, uno en Valencia y el otro en Alicante. De coña.

La lógica se impone y como no puede ser de otra manera, las colosales reducciones de plantillas y oficinas nos conduce inexorablemente a soportar insufribles colas cada vez que se acude a una de ellas para cualquier trámite, exasperando a todo aquel que no sea Job. Es de vergüenza acudir a una de éstas sucursales y semejar que estamos ante cualquier puerta del Santiago Bernabéu el día que juega con el Barcelona. Y no olvidemos que previamente, para disfrutar de ésta aventura, hay que solicitar cita previa. Pero ¿qué se habrán creído?

Entiendo que los Bancos, en su afán por conseguir sus fines primigenios y primarios que les permita obtener el máximo de beneficios para resarcir a sus accionistas, pretendan actuar al más puro estilo norteamericano, con prácticas de radical capitalismo, olvidando que ésto todavía es Europa. Pero cosa totalmente distinta e inquietante es que el gobierno del país lo tolere. Y ya es hora de que se plante y le diga a ésta gente que todo tiene unos límites.

Según algunas publicaciones, el dinero de todos los españoles que el gobierno prestó a ésta señores para sacarlos del pozo sin fondo en el que se metieron por su manera poco ortodoxa de operar, ascendió a 101.500 millones de euros, contando los inyectados por el FROB, por el FGD (Fondo de Garantía de Depósitos) y por la deuda asumida en en el nacimiento de la SAREB, más conocido como Banco Malo. Y también se conoce que sólo se ha devuelto un 14% aproximadamente, incluyendo la privatización de Bankia. El Director del Banco de España, que cobra un pastón, podría de una vez por todas aclarar cuál es la cantidad exacta que queda por recuperar y a partir de ahí que nuestro presidente del Gobierno se olvide de ponerles ningún impuesto y les exija que devuelvan lo que es de todos los ciudadanos. No se trata de pedir nada extraño, sino sólo aquello que nos prometieron ante las cámaras de televisión tanto Zapatero como Rajoy y De Guindos.

Esta y otras dificultades por las que atravesamos y de las que seguiremos hablando, difícilmente podrán resolverse quitándonos simplemente la corbata ó bajando un grado la refrigeración. ¿Acaso es imposible una Banca Pública como la hubo hasta hace unos años, que nos permita a muchos dar un cordial “adiós” ó contundente portazo a quienes nos muestran tan poca consideración? Y de las primas hermanas de éstos bancos, “las eléctricas”, también hablaremos otro día.