Hoy en día son muchos los factores que influyen en el devenir de las reacciones de las personas. Y uno de los que tiene más influencia en las conductas negativas es el relativo al poder que ejerce el miedo a la hora de reaccionar ante cualquier decisión que se pueda tomar por las mismas. El miedo como causa desencadenante de una reacción concreta en la sociedad es una de las razones negativas que hacen dar pasos hacia atrás para protegernos. Pero en muchas ocasiones nos protegemos del miedo a lo desconocido, o a lo que todavía no ha ocurrido, y lo que es peor, a lo que puede que no ocurra nunca. Pero es posible que la sociedad y sus integrantes puedan sentir miedo a lo que les dicen que puede pasar sin que ellos tengan razón alguna para poder evaluar si, en efecto, puede ocurrir, o no.

Pues bien, bajo este prisma nos estamos moviendo en la actualidad, porque el influjo del miedo a la inseguridad de las situaciones que pueden sumarse a lo que estamos viviendo está causando un efecto muy negativo en las personas. Y el miedo retrae la “aventura” de la inversión, de la apuesta por abrir negocios, y de la decisión de arriesgarse. Porque atreverse a dar pasos hacia adelante se hace cuando el miedo no pertenece a quien toma la decisión de avanzar, progresar y pensar que es preciso contar con más gente que apueste por ser innovador que por retraerse y actuar siempre por miedo.

Pero el miedo es un factor que podemos tener, o que nos lo pueden “injertar” con noticias que hagan que tengamos miedo y que sintamos un miedo que nos paralice y que nos haga cambiar la perspectiva de nuestra metodología de actuación en el día a día. Y, por descontado, si en nuestro quehacer diario actuamos con miedo no rendimos igual. Y si pensamos en los efectos negativos del miedo nos produce y provoca una situación de distracción en lo que debemos estar concentrados. Se llega a perder hasta la perspectiva de nuestros objetivos y se piensa más en todo lo negativo que le puede suceder a una persona en su perspectiva laboral y personal. Ello repercute en la rentabilidad. Por ello, el miedo y su transmisión global produce un terrible efecto negativo.

Por todo ello, las desventajas de la producción de noticias que causen miedo suponen la posibilidad de facilitar la creación de un escenario de retraimiento ante lo que pudiera pasar, aunque esa situación de la que se tiene miedo no ocurra nunca, con lo cual el efecto negativo del miedo ya ha desplegado sus efectos perniciosos, aunque el suceso que pudiera provocar el miedo no ocurra, o lo haga en menor cuantificación que la inicialmente prevista. Y no se trata, en consecuencia, de ocultar situaciones malas que pudieran ocurrir, sino de evitar el alarmismo sobre “todo” lo negativo que pueda darse. Además, no todo el mundo reacciona de la misma manera ante el factor del miedo, ya que algunas personas más propensas a sentir temor ante cualquier circunstancia que ocurra pueden agrandar y agravar las consecuencias personales que un escenario de temor puede provocar en éstas, pudiendo perjudicar determinadas situaciones psicológicas que pudieran estar padeciendo y agravando enfermedades de la mente que pueden ser muy perjudiciales para algunas personas.

Por todo ello, supone un posicionamiento más práctico y preferible la precaución objetivable que debe tenerse para que malo nos coja desprevenidos, que la potenciación del miedo antes múltiples y posibles escenarios negativos que pudieran ocurrir, pero sin los efectos destructivos que se prevén con la proliferación de noticias muy negativas que nos posicionan en el peor de los escenarios posibles. Así, si al final la situación negativa no lo es tanto, o ni tan siquiera se da, sus efectos negativos ya se habrán producido en la sociedad por el retraimiento que provoca la difusión del miedo.

No se trata de situarnos en un mundo idílico, o de ocultismo, silenciando aspectos negativos que pudieran ocurrir, sino evitar, como decimos, un cierto alarmismo que tenga efectos perjudiciales, produciendo el efecto de causar ya el resultado negativo que provoca el miedo, en lugar de actuar desde el punto de vista de la prevención para estar preparados si se produjeran algunas situaciones negativas para la sociedad, pero sin causar miedo a la misma de forma innecesaria de forma precipitada y adelantada. Los sucesos negativos son malos, pero el miedo previo a que ocurran todavía es peor y produce un efecto perjudicial redoblado.