Fue curioso ver Alicante y Elche desde los ojos ajenos de los realizadores y los comentaristas de la Vuelta a España. A mí me resultó muy chocante que la plaza de los Luceros se limitase a ser, a efectos de etapa, una rotonda en plena recta final de meta. Creo que no los más viejos del lugar habían asociado Luceros a este término, sencillamente porque cuando las rotondas no se habían inventado, Luceros (rotulada con otros nombres de plaza) ya estaba allí.

Si analizamos la etapa olvidando lo deportivo y centrándonos en lo estrictamente televisivo, llamó la atención que lo primero que dijo Carlos de Andrés al arrancar su conexión en Teledeporte fue que hacía un calor tremendo, y que lo peor era la humedad. Esa humedad causante de un sudor incómodo incluso para quienes, como él, estaban parados y no se movían de su asiento en el set.

Un set, todo hay que decirlo, instalado en la calle Ferré Vidiella, deslucido, dado que lo que se veía de fondo era el cruce de Alfonso X el Sabio con un solar enorme nada estético. Habría resultado mejor buscar un fondo neutro.

Aunque, sin duda, si hablamos de lo extradeportivo y de la retransmisión televisiva, mucho peor le fue a la etapa siguiente a la alicantina-ilicitana, que discurrió por el cabo de Gata almeriense. En ella, y en plena transmisión por La 1, Pedro Delgado se atrevió a decir con total tranquilidad que esa etapa sobraba y que estaba resultando completamente aburrida. Faltó tiempo a Carlos de Andrés para poner paños calientes.

Con el dineral que cuesta a todas las administraciones que la Vuelta pase por sus ciudades, ese comentario debió sentar como un tiro.