La izquierda lleva, como si de un escapulario se tratase, la educación pública de calidad como algo inherente a su esencia y no dudo de que para la mayoría de sus simpatizantes sea un objetivo irrenunciable, pero desde hace tiempo la deriva ideológica en la que está sumida y su hermanamiento con el nacionalismo excluyente la están haciendo tomar medidas que poco a poco van degradando este servicio público, básico para reducir las desigualdades sociales y esencial como ascensor social, así como imprescindible para el progreso general de la sociedad.

La nueva ley de educación, LOMLOE, elimina el español o castellano como lengua vehicular e introduce la posibilidad de que las comunidades autónomas puedan determinar cuál será esa lengua en su territorio. Esta aparente omisión, que efectivamente sólo aparecía en la conocida como Ley Wert, en el actual momento político es la gatera que los separatistas de toda laya necesitan para arrinconar más o directamente erradicar de la enseñanza el idioma de la mayoría de los españoles. Los trucos legislativos de la Generalidad Catalana para no cumplir la sentencia del 25% mínimo en español son un ejemplo de la esquizofrenia que supone la ausencia cada vez mayor del Estado en gran parte del territorio.

Tomas Jefferson dijo que la historia antigua de EE UU se escribía en español; ¿se imaginan una ley de inmersión que eliminara de los rótulos, del discurso político, de las escuelas, el inglés en San Francisco o Los Ángeles? Como ven las palabras del tercer presidente norteamericano son ciertas, simplemente atendiendo a la toponimia. Con argumentos copiados de nuestros líderes independentistas y sus cuates supuestamente constitucionalistas del PSOE o Podemos y alguno del PP, que siempre pasa desapercibido, los republicanos podrían apelar a la identidad norteamericana, al origen mítico, a la esencia y fijar, arbitrariamente como se hace siempre, el español que hablaba el indio Jerónimo como el idioma propio frente al invasor, imperialista y, por qué no decirlo, franquista inglés. Digo los republicanos porque el nacionalismo es una ideología básicamente conservadora y retrógrada y la clerecía zurda atribuye tal condición a este partido frente al progresista de los demócratas.

Los trucos legislativos de la Generalidad Catalana para no cumplir la sentencia del 25% mínimo en español son un ejemplo de la esquizofrenia que supone la ausencia cada vez mayor del Estado en gran parte del territorio.

A partir de ahora todos los niños tendrán que estudiar en español, independientemente de cuál sea la lengua oficial del Estado y su lengua materna. Nosotros en España hemos puesto el gallego o el catalán, pero podíamos haber elegido el árabe, el latín, el fenicio o las lenguas célticas. Sería una apuesta de ingeniería social bastante discutible, imaginen si apuestan por el apache, el comanche. Pues ahí estamos nosotros, en ese lío, intentando cambiar la lengua de la gente artificialmente en lugar de promover la libre elección y que cada español pueda estudiar en su lengua materna.

Pues ahí estamos nosotros, en ese lío, intentando cambiar la lengua de la gente artificialmente en lugar de promover la libre elección y que cada español pueda estudiar en su lengua materna.

¿Y por qué acuso a Ximo? Pues porque está haciendo seguidismo en comandita con sus socios de la política de erradicación y sustitución idiomática emprendida en Cataluña con la malhadada ley de plurilingüismo que obliga a estudiar en valenciano a niños que no tienen esa lengua como materna, impartida en muchos casos por profesores que la balbucean con dificultad. De hecho, en claro desdén a nuestra constitución y a la historia, bastantes miembros del gobierno muestran su simpatía por esos fantasmagóricos e invasivos Paísos Catalans. Y no se detiene aquí el celebérrimo Puig, sino que impone por narices la enseñanza por agrupación de asignaturas o ámbitos, basada en proyectos y el descubrimiento como nueva epifanía pedagógica, lo último en didáctica, lo más avanzado en metodología educativa. Tan novedoso es este aparto docente que tiene su origen a comienzos del pasado siglo, una novedad centenaria, como nos enseña Juan Quílez Pardo en sus necesarios artículos.

Ahora que los tribunales han decretado que no pueden ser obligatorios los ámbitos, que muchos profesores han expresado su rechazo porque no hay evidencia científica de su bondad, sino de lo contrario, ahora que los estudios apuntan a que perjudican muy especialmente a los alumnos con necesidades educativas, es decir, aumentan la desigualdad y reducen el aprendizaje.

Puig impone por narices la enseñanza por agrupación de asignaturas o ámbitos, basada en proyectos y el descubrimiento como nueva epifanía pedagógica, lo último en didáctica, lo más avanzado en metodología educativa.

Ahora, nos dejan a la comunidad educativa en la disyuntiva de echar todo el trabajo de programación, los concursos de traslados y el inicio del curso a la porra si votamos contra una imposición arbitraria e ideológica o aceptar como mal menor continuar con lo hecho y darles la razón: el nosecuántosporciento se ha mostrado favorable a las políticas del gobierno. ¡No te fastidia!

Nos han cambiado el instrumento de enseñanza a la mayoría imponiendo cuotas cada vez mayores de valenciano a estudiantes que no lo tienen como lengua materna, han sustituido los contenidos por unas supuestas capacidades que no se pueden desarrollar sin la adquisición de esos saberes «memorísticos y enciclopédicos» que desprecian y nos imponen una metodología inane, disfuncional y antigua como ropa vieja, que es el nombre gastronómico del cocido frito del día siguiente. Ximo a usted y a los de Compromís la educación les importa bastante menos que la ideología y su correlato de ingeniería social al totalitario modo.