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José Joaquín Belda

Reforma fiscal: ¿Justa o injusta?

Maria Jesus Montero posa con los miembros del Comité de Personas Expertas para la Reforma Fiscal. EFE

Resulta muy fácil ser políticamente elocuente, y pretender querernos vender la moto y tomar por tontos a los ciudadanos utilizando la palabra generalizada de que hay que bajar los impuestos, cuando éstos son los que benefician a las grandes rentas y patrimonios y a los empobrecidos que les den, aumentando así a pasos agigantados la desigualdad y el empobrecimiento incluso de parte importante de las clases medias

En torno al tema de los impuestos habría que hablar también sobre la armonización, la regularización fiscal y el reflotamiento de la economía sumergida. Esta armonización fiscal habría de tener en cuenta unas reformas estructurales que contemplaran: 

1) Reducción de impuestos al empleo incluso llegar a cero para sectores industriales intensivos en empleo y de servicios, asistencias sociales, limpiadoras, micro pymes, Cooperativas y autónomos.

2) Reducción de impuestos a la adquisición de vivienda social.

3) Reducción de impuestos a los productos básicos de la cesta de la compra y los servicios de energía y agua.

4) Un plan de reestructuración empresarial que incluya la creación y transformación de micro pymes, Cooperativas y autónomos en situación de crisis con deudas públicas y con ello abocados a trabajar por supervivencia en la economía sumergida -que de facto trabajan para las grandes empresas- de forma que se facilite el acceso a su regularización con ayudas públicas supervisadas y controladas.

5) Creación del Impuesto a las grandes fortunas y que sea aminorado en las autonomías que no supriman el impuestos de Patrimonio.

6) Hacer justo el impuesto de Sociedades para que tanto las grandes empresas como las PYMES paguen el mínimo del 25% del impuesto e incluso se aumenten hasta el 30%, ya que son las máximas beneficiarias de la mayoría de ayudas, subvenciones y desgravaciones existentes defendidas por sus grandes lobbys empresariales y políticos, como es público y notorio. Esto es necesario máxime cuando las micro pymes son las que más empleo generan, incluso estando inmersas en esa desgracia del 25% de la economía sumergida, ya que, de facto, se ven obligadas a trabajar y favorecer a las grandes empresas, como subcontratas de éstas.

 Aumentar impuestos a las grandes empresas y con esos recursos facilitar la reestructuración fiscal de la economía sumergida -que se ve forzada a estar en esta situación para sobrevivir- haría que la economía sumergida desaparecería prácticamente, ya que es obvio que a todo el mundo le interesa tener sus papeles en regla y tener acceso a una vivienda, por ejemplo. Y tengan en cuenta que cuando una PYME se cae, nadie va a su rescate, todo lo contrario, cualquier ayuda pública, incluso bonificaciones al empleo, no existen, ni siquiera se vinculan a que con ellas se puedan regularizar las deudas públicas.

Y ello no tiene nada que ver con la evasión y los paraísos fiscales que sí que son una verdadera lacra y un vilipendio a la sociedad y al interés común. 

 Este escenario es políticamente igual a la dramática situación del acceso a la vivienda social en propiedad y alquiler, nadie lo quiere afrontar con propuestas reales y útiles en su crudeza y realidad, y por todo ello, España tiene ese vergonzoso 23.1% de economía sumergida sobre el PIB, ya que se penaliza a las micro pymes y autónomos sin apenas estímulos al empleo directo y sin ninguna ayuda para los caídos en desgracia.

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