Como vecino, contribuyente y miembro de la Asociación Vecinal deseo mostrar mi gran preocupación por la deriva en la que está inmersa la gestión municipal en los últimos años y la actitud prepotente, carente de empatía, incluso antidemocrática, del alcalde, Juan José Berenguer Alcobendas.

Un alcalde que no escucha al pueblo no es digno de representarle. Aún estamos esperando, casi dos meses después, que sea atendida nuestra solicitud de reunión para trasladarle asuntos de interés que afectan a la ciudadanía.

El ayuntamiento de El Campello tiene privatizada la gestión de la mayoría de los servicios públicos esenciales y obligatorios. La piscina municipal y las instalaciones deportivas anexas no escapa al afán del alcalde de dárselas a una empresa privada, cuyo fin es el lucro empresarial, ganar el máximo dinero. Claro, intenta evitar que la Asociación pueda decírselo a la cara y proponerle otro modelo de gestión más acorde a las necesidades de los habitantes de El Campello en general y de los usuarios de la piscina en particular.

Y es que la historia de la piscina no tiene desperdicio. Hasta el concejal más inepto del país se llevaría las manos a la cabeza observando el desbarajuste de la tramitación.

En 2009 se aprobó el proyecto. En 2010 se adjudicó la ejecución de obras. Con una inversión superior a seis millones de euros (dinero que sale del bolsillo de los contribuyentes) la obra finalizó en 2017. Tras infinidad de errores en el expediente de privatización, 13 años después del inicio de las obras y por no querer llevar la gestión directa, resulta que la piscina aún mantiene las puertas cerradas.

Y para colmo, se gastan unos 6.000 euros mensuales, que pagamos todos los vecinos a otra empresa, para mantener una piscina con agua y sin usuarios. Y el alcalde sigue defendiendo la privatización.

Hace unos días, el alcalde realizó unas declaraciones a un medio escrito que definen claramente qué intereses defiende, y no precisamente el de sus vecinos: "…Lo que no puede ser es que el ayuntamiento marque de qué forma se debe gastar hasta el último céntimo la concesionaria, tiene que gestionarlo porque si no nos encontraremos como pasa en otros sitios, que devuelven las llaves y te dejan temblando como pasa por ejemplo en San Vicente".

Con esas declaraciones, el alcalde queda “retratado”. Con la gestión directa a cargo del ayuntamiento evitamos que ESA EMPRESA, la que sea, devuelva llaves y le dejen temblando. Es casi seguro que esa EMPRESA PRIVADA en un par de años reclamará incrementar el importe de los recibos que pagaremos los usuarios y exigirá cumplir con el equilibrio económico de la concesión, argumentando que no obtiene las ganancias previstas.

Debemos tener en cuenta que la gestión privada encarece los servicios públicos, empobrecen la calidad de la gestión, perjudica la creación de empleo estable, entre otras cuestiones. Así queda reflejado en distintos informes del Tribunal de Cuentas. Ejemplo: “Informe Sobre el Sector Público Local 2011”.

Me pregunto si el alcalde se ha exigido a si mismo y a su equipo de gobierno obtener los preceptivos informes razonados de las necesidades que pretenden cubrirse con el contrato proyectado, así como la idoneidad de su objeto, contenido para satisfacerlas y justificación. Es decir, comparar lo que supone para el ayuntamiento y los campelleros una y otra gestión, pública o privada.

Son muchos elementos a favor de la gestión directa, implementando un servicio público que, además de eficiente en términos económicos, de cumplida satisfacción a las demandas sociales de transparencia, participación y EFICIENCIA SOCIAL.

Estamos por la defensa de los servicios públicos gestionados desde la gestión pública. Con la posible apertura de la piscina cubierta e instalaciones anexas, nos encontramos pues ante una gran oportunidad, pero también son grandes los adversarios, y muchos de ellos viajan con nosotros mismos y nuestras actitudes, es el caso del alcalde y sus aliados (dentro y fuera del ayuntamiento). Combatámosles y habremos transitado ya una buena parte del camino.

Porque si la deriva de gestión y privatizaciones continúa, acabaremos privatizando alcaldes y concejales, por incompetentes. Al tiempo.