Vox montó su tinglado colocando sobre un escenario a figurantes embutidos en atuendos de época con tal de resaltar gestas que para ellos componen nuestra gloriosa historia. Siglos de hazañas bélicas y otras afortunadamente de ficción con las que se intentó representar las grandes conquistas sobre un guion que es para verlo. A don Quijote por ejemplo lo sacaron luchando contra un monitor con aerogeneradores eólicos. Pero pese al inmenso material, los organizadores no fueron capaces de llevar la parada hasta el Día de la Hispanidad, o de la Raza mejor, y cuadrar un cierre antológico. Qué quieren que les diga, a mí me han defraudado.

El montaje fue ideado como un cuento. En este aspecto, más fidedigno no se puede ser. E hicieron un remedo de «La princesa prometida» donde el abuelo le ensamblaba al nieto las páginas seleccionadas. El primero estuvo encarnado por un actor de los que pasó por el Teu, en este caso Pepe Ruiz, Avelino de «Escenas de matriminio». Debió ser todo un hallazgo dar con un elemento que no forme parte de la panda de rojos subvencionados. Yo me alegro de que actuara alguien con tablas porque no tuvo que ser fácil sacar adelante el trabajito, ya desde el propio vídeo de lanzamiento: «...Y por eso al abuelo le gustan las películas de gladiadores. La historia de España de verdad no es la que te enseñan los rojos en el colegio.... Capítulo I: los moros invaden España para acabar con nuestras tradiciones y cómo Franco nos las devuelve. Capítulo II: Tras 30 años de oscuridad, Santiago Abascal nos trae el orden y devuelve a las mujeres a la cocina o a labores propias de su sexo».

El caso es que al día siguiente Lesmes dimitió temeroso de que pudieran vitorearlo. No sería de extrañar. El rapero Isaac Parejo, que provocó el delirio al entonar «Vamos a volver al 36», autoproclamado «gay y primer youtuber de derechas», ha confesado ser «macarenosexual» por su pasión por Olona pese a haber sido expulsada del paraíso por el jefe del sarao. A ver si van a aflojar y se nos hacen liberales.