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Javier Cuervo

El retroceso trae frío

Frío en Alicante

En su implacable retroceso, la segunda década del siglo XXI recupera el frío para las clases medias como en el siglo XX y da otra manera de escuchar a la persona del tiempo. En la sociedad muy urbanizada nunca se perdió el atavismo agrícola de la predicción meteorológica, ni se dejó de creer en el calendario Zaragozano ni de mirar la capucha del fraile higrométrico y la conversación campesina y horizontal de desear o temer aguas se volvió vertical y copropietaria en el ascensor.

La tele nos enseña a nombrar las nubes en latín y así ganamos en conocimiento científico lo que perdemos en percepción artística de las esculturas y tejidos del vapor, pero en la España petada, salvo cuatro días, vestimos más de acuerdo con la moda que con el tiempo. Hay adolescentes con gabardina del abuelo en mañanas radiantes, abrigos de manga corta en Zara y botas de corsaria minifaldera en el ferragosto que fue este verano y eso es posible porque la energía mantiene casas, oficinas, tiendas y espacios públicos con aire acondicionado cuando hace calor, con calefacción cuando hace frío y con temperatura polar cuando se compra pescado o congelados.

Refrescábamos el verano y caldeábamos el invierno, nuestros hijos iban a tener una vida mejor que la nuestra, las costumbres iban a relajarse en la sociedad del anonimato, pero volvió la precariedad laboral, se instaló el individualismo con su culto a la fama, el control social en las redes es una plaza de pueblo con viejas de negro sentadas en corro llamadas troles y, encima, regresa el clima y sus inclemencias.

España va a ajustar su termómetro a Alemania, como sincroniza su reloj, y sentiremos política y económicamente al general invierno en la guerra de Ucrania y la penetración del viento siberiano en nuestros tuétanos. Nada nuevo bajo las nubes. La energía ha sido la gran contradictora del clima desde que dominamos el fuego. Pensamos que con la energía abolíamos el clima y el clima se nos rebela contra la energía en lo que llamamos calentamiento global. Avanzamos a toda velocidad en el retroceso.

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